Negociación política y democracia participativa: AMLO

Ricardo Monreal, Senador de la República gracias a MORENA y su correligionario Martí Batres Guadarrama, Presidente del Senado, han expresado que la Agenda del Presidente Andrés Manuel López Obrador, no será negociable; los dos personajes son políticos forjados en la izquierda que buscó afanosamente la Presidencia de la República, desde 1988, al lado del ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas Solorzano y del brazo del hoy diputado presidente de la cámara federal, Porfirio Muñoz Ledo, quien será el que entregue la banda presidencial a AMLO, en la ceremonia solemne y protocolaria del día de mañana.

Pero las expresiones “totalitarias” de cercanos colaboradores de López Obrador, en nada ayudan al hombre que desde hace 18 años, realizó un trabajo político extraordinario, luchando contra viento y marea, hasta lograr el voto abrumador de diversos sectores sociales, que lo condujeron al triunfo en la pasada elección federal.

En ocaciones sucede, que los miembros del gabinete federal, estatal o municipal, encumbrados en posiciones políticas, se presentan con una soberbia intolerable y llegan a sentirse más importantes que quienes los invitaron a trabajar; muchos se creen más capaces que sus propios Jefes, aunque ahora tendrán que cumplir con el “credo” de los morenitas: No Mentir, No Robar y No Traicionar al Pueblo.

Ningún funcionario debe ignorar que los problemas a resolver y los trabajos a realizar, tienen que ser bien aceptados por los destinatarios que son los sectores que integran la sociedad en sus conjunto. Y que en el juego del ejercicio del poder, impulsar cambios radicales como los que pretende implantar el nuevo régimen, bajo la conducción del líder Andrés Manuel López Obrador, enfrentarán conflictos.

La oposición al Gobierno, las manifestaciones y plantones, deberán resolverse mediante la “negociación política”, pues de lo contrario, la lucha por el poder, puede unir a quienes no llegaron a la meta en la pasada elección presidencia y en un momento dado generar una gran confrontación entre los individuos que caigan en la polarización que está surgiendo desde que se conocieron los resultados electorales.

De ahí que la agenda del Presidente debe ser incluyente, democrática y con participación de la sociedad en todos sus niveles; se acabo la intensa campaña política por alcanzar el poder, y ahora para ejercerlo y mantenerse en él, no queda más que utilizar la negociación como recurso fundamental de la democracia.