Terrible la noticia de la caída del helicóptero que transportaba a cinco honorables personas, entre quienes se encontraban los esposos Érika y Rafael, Moreno Valle Alonso, ambos políticos en funciones y con gran porvenir, pues su juventud y sensibilidad política, cualidades que les fueron reconocidas en los medios políticos nacionales, facilitaron a los tristemente fallecidos, realizar una impecable carrera política.
El acto protocolario para rendir los honores inherentes a las investiduras de una Gobernadora en funciones y un Senador de la República, fue presidido por la titular de la Secretaría de Gobernación (en representación de AMLO), y en medio del sentimiento de los asistentes y del dolor inmenso de familiares y amigos de los fallecidos, aparecieron las cinco urnas con los restos de los pasajeros accidentados.
La mención de la Secretaria de Gobernación, se recibió con una rechifla y gritos de “fuera” y “Justicia”, de algunos asistentes, el incidente no pasó a mayores. Sin embargo, lo preocupante es la cercana relación afectiva del Presidente con el ex senador Luis Miguel Barbosa Huerta, recién derrotado candidato de MORENA, opositor de la Gobernadora Martha Erika Alonso q.e.p.d., a ello hay que sumar el desprecio del señor Presidente a la hoy finada, más su negativa para felicitarla por su triunfo y negarse a visitar el Estado de Puebla; esos hechos están generando una polarización entre los poblanos, que requerirán de una cirugía política mayor, para zanjar diferencias que podrían volverse irreconciliables.
Durante el Gobierno del Lic. Luis Echeverría Alvarez, un lejano 17 de septiembre de 1973, murió arteramente asesinado el empresario regiomontano Eugenio Garza Sada, después de que sus guardaespaldas evitaron su secuestro y miembros de una célula de la Liga Comunista 23 de septiembre, se quedaron sin lograr su objetivo. La mala relación del Presidente Echeverría con el llamado “Grupo Monterrey”, era evidente e hizo que entre la población se atribuyera el crimen del fundador del Tecnológico de Monterrey, al propio presidente de la República.
En “Lomas Taurinas” en Tijuana, B.C., el Lic. Luis Donaldo Colosio Murrieta, fue asesinado en campaña por la Presidencia, un 23 de marzo de 1994, las circunstancias del crimen han impedido por más de 24 años, su esclarecimiento pleno y satisfactorio. Aunque el pueblo desde el día de los hechos, decidió a quien culpar.
