Muchos se preguntan qué hubiera pasado en el 2006 si los Estados Unidos de América hubieran reconocido a Andrés Manuel López Obrador como el presidente «legítimo» de México, tal como lo hace ahora con el diputado de Venezuela Juan Guaidó, quien se autoproclamó como la nueva autoridad de aquel país sudamericano, en lugar de Felipe Calderón Hinojosa, a quien el tabasqueño siempre calificó y sigue calificando como el presidente «espurio». De hecho muchos recuerdan que López Obrador se puso, incluso, una banda presidencial en el zócalo capitalino y se proclamó el presidente moral de todos los mexicanos. Bien dicen que no es lo mismo ser borracho que cantinero, y ahora ante la crisis de Venezuela, Obrador ha optado por la mejor salida: la no intervención, aunque muchos recuerdan cómo el siguió los pasos de Guaidó hace 12 años. Oraleeee





