La declaración del Grupo Lima y sus efectos para México

Ante la imposibilidad de la firma en la OEA, de la Carta Democrática Interamericana aprobada por el Grupo de Lima, descalificando al régimen de Nicolás Maduro, por la ruptura del orden constitucional, se dio la pauta para que dicho movimiento cobrara mayor fuerza en el ámbito político mundial, puesto que la posición adoptada por el GL, ha unificado en su mayoría a los países iberoamericanos y a Canadá y los Estados Unidos; incluso el Reino Unido, Israel, Australia, España, Francia, Suecia, Alemania, Portugal, República Checa, Luxemburgo, Polonia y otros países más del viejo continente, ya expresaron el reconocimiento a Juan Guaidó como presidente encargado de Venezuela.

Y mientras se convoca a elecciones libres, democráticas, con garantías y sin exclusiones, Guaidó es el presidente reconocido hasta en tanto el pueblo de Venezuela, con voz, voto y sin temor alguno, pueda expresar su voluntad política en las urnas; la tensión aumenta por la posición del polo opuesto representado por China, Irán, Siria, Turquía, Rusia, El Salvador, Nicaragua, Cuba y Bolivia.

En un principio el Canciller mexicano Marcelo Ebrard, malinterpretando la visita de Maduro a la toma de posesión del Presidente López Obrador, expresó la posición de México en favor de Maduro, pero ante el rechazo al sucesor de Chávez, desde la Presidencia de la República, se dejó en el aire lo expresado por el Canciller y ahora México con Uruguay, se han ofrecido como mediadores para una negociación política que “resuelva el conflicto” interno de Venezuela.

La indefinición política de México sobre el conflicto venezolano; puesto que primero se fundamentó en la Doctrina Estrada, que significa la No Intervención en los asuntos internos de otros países y el respeto a la Autodeterminación de los pueblos, coincidente con una de las máximas del Presidente Benito Juárez García, quien en su momento expresara que: “Entre los hombres como entre las naciones, el respeto al derecho ajeno, es la paz ”. En este caso el respeto al derecho de los venezolanos para decidir en forma libre y sin coacción alguna sobre el futuro de su país, es la paz y para todos representa la forma más idónea para desactivar un conflicto mundial.

Hay un rechazo unánime a cualquier intervención armada en Venezuela, pero al mismo tiempo, hay la demanda internacional para que Maduro deje el poder y Juan Guaidó convoque a elecciones democráticas para elegir al Presidente Constitucional.