Un Comisionado de Seguridad, como poner en la frente del Cuic la palabra “Inútil”

El super delegado de la federación, el señor Manuel Huerta, tan no entiende la realidad de Veracruz que se atreve a decir, de manera muy ligera, que en Veracruz no necesitamos un Comisionado especial de Seguridad. Claro, ahora ya dice que el gobernador todas las mañanas, a partir de las 8:00 horas está en las reuniones de Seguridad; ya no está en espíritu como las otras veces. Aunque estuviera en espíritu, el caso es encubrir la desidia de este gobierno que está haciendo muy poco para combatir a los delincuentes. La verdad es que un Comisionado de Seguridad en Veracruz opacaría no tanto al gobernador sino también al secretario de Seguridad Pública. Sería además una señal de que el gobierno de López Obrador no tiene confianza en el gobernador ni en su gabinete. En 2014, por ejemplo, la llegada de Alfredo Castillo como Comisionado de Seguridad de Michoacán, opacó por completo a Fausto Vallejo, cuyo hijo había sido grabado en reuniones con Servando Gómez, alías La Tuta. Alfredo Castillo se ocupó en enfrentar y desmantelar a las autodefensas; esa era la real intención de Miguel Ángel Osorio Chong, entonces secretario de Gobernación de Peña Nieto. Por eso no quieren un Comisionado de Seguridad, porque tenerlo sería dar un certificado de desconfianza al gobierno de Cuitláhuac García. Ya el fallido intento de Jorge Winckler prendió focos rojos en la federación; los linchamientos también, lo mismo que los altos índices de secuestro y feminicidio. Un Comisionado sería como ponerles en la frente la palabra inútiles.

El Carnaval de Veracruz, todo un éxito; el dragón y el Pegaso de lo más espectacular

Algunos agoreros esperaban que el carnaval de Veracruz, el carnaval de los 500 años, resultara un fiasco. Sin embargo, basta con asomarse a las redes sociales para ver las fotos y videos que los asistentes han subido para darnos cuenta que el Pollo Pérez Fraga se la está rifando, y bien. A pesar de que el gobierno del estado no quiso aportar para esta fiesta, que no es del alcalde, sino de los veracruzanos, la fiesta está resultando un verdadero éxito. Ese dragón y el Pegaso de luz son espectaculares y están siendo el deleite de los asistentes a esta fiesta que celebra los 500 años de Veracruz puerto. Se calcula que en el primer desfile asistieron más de 125 mil personas, que siguieron con entusiasmo los 35 carros alegóricos. Todo ello ha significado un reto enorme en cuanto seguridad; afortunadamente no se han reportado incidentes graves. El clima también ayudó, pues a diferencia de otros carnavales, donde el mal tiempo se interpone, en este carnaval de los 500 años de la fundación de Veracruz el día estuvo claro y soleado. La gente está contenta con la belleza de las reinas, con su vestuario y con los carros alegóricos. Los jarochos que participan en las comparsas y los desfiles no se amilanaron al saber que Cuitláhuac García no apoyaría la fiesta, antes bien se solidarizaron con los organizadores y están poniendo lo mejor de ellos. Bien por los organizadores, bien por el ayuntamiento que está dando una fiesta digna de los veracruzanos, digna de México y digan de uno de los mejores carnavales del mundo.

Sergio Rodríguez, pretende pedir mochada a los carros alegóricos del Carnaval

En un comunicado de la Procuraduría del Medio Ambiente, cuyo titular es el experredista Sergio Rodríguez, se dice que “personal de la Procuraduría Estatal del Medio Ambiente realiza operativos para monitorear el sonido de los diversos carros alegóricos del Carnaval de Veracruz 2019 a fin de evitar la contaminación auditiva”. ¡Lo que son las ganas de joder! El gobierno del estado no sólo no apoyó al carnaval de los 500 años, sino que además, como si de una chinche se tratara, mandó al “cuenta billetes en la cama” de Sergio Rodríguez a ver si era posible fastidiarle la fiesta a los jarochos. Ya me imagino el momento en que el obeso personaje se pare enfrente de un carro alegórico que porque el sonido supera los 100 decibeles. En una de esas, y conociendo al “impoluto” funcionario, se esconde en alguna esquina y acá, bajita la mano, le pide mochada a los carros alegóricos para dejarlos circular con su sonido en altas. Son ganas de caer en lo ridículo, ganas de buscar la manera de fastidiar; ya vimos que esa es su forma de hacer gobierno.

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