El perdón y olvido de la 4ª transformación

Para el canciller Marcelo Ebrard Casaubón la respuesta que se esperaba del Rey de España y del Papa Francisco, era de reconocimiento al sufrimiento padecido por nuestros ancestros, los integrantes de los Pueblos Originarios, que sufrieron miles de bajas durante la conquista del territorio al que los jefes de los conquistadores españoles bautizaron como La Nueva España.

Los tres siglos de dominación española, terminaron al triunfo de la guerra de Independencia iniciada por el cura Miguel Hidalgo y Costilla en 1810 y fue con la firma de los Tratados entre el último Virrey don Juan O’Donojú y el general Agustín de Iturbide, suscritos en 1821 en la ciudad de Cordoba, Veracruz, con lo que se dio formalmente por reconocida la libertad de los mexicanos.

Explotación y muerte de millones de indígenas, a quienes impusieron los conquistadores idioma, religión, costumbres, tradiciones y orden jurídico, fueron las razones que seguramente inspiraron al presidente Andrés Manuel López Obrador para enviar las cartas reivindicatorias al Palacio de la Zarzuela, y al Estado Vaticano, cuya respuesta ha sido negativa y con efectos y consecuencias colaterales, que en nada benefician a México.

La exigencia al Vaticano de la disculpa pública es por los curas evangelizadores que permitieron condiciones infrahumanas a los pueblos conquistados. Prodigando el consuelo de los indigenas para remediar sus penas, pensando en la recompensa de llegar al cielo y recibir su recompensa por el sufrimiento. Aunque por otro lado se ha escrito que los curas independencistas, se encargaron de aconsejar a los indígenas explotados, para sumarlos a la rebelión en contra de los monarcas españoles, que pensaran que “pobre del pobre que al cielo no va, lo joden aquí y lo joden allá” y convencidos de tal incertidumbre, los indígenas se revelaron y sumaron a la lucha por la independencia.

Lo que hoy no se entiende, es que a los criminales que han sembrado el terror en las 32 entidades federativas, por disposición de la 4ª transformación, se les otorgue el perdón y olvido, con la complacencia de las fiscalías y autoridades jurisdiccionales. Y a los criminales de 500 años atrás, a través del rey de España y del Papa Francisco, se les exhorte a que pidan perdón a los mexicanos y a los criminales de hoy, que han enlutado a miles de familias, se les otorga el perdón y el olvido traducidos en total impunidad.