Vencer el miedo con voluntad y valentía, ante la ola delincuencial, la pasividad y prepotencia de las fiscalías

De las estadísticas que mencionan las organizaciones de la sociedad civil, sobre el crecimiento de la criminalidad, destaca la que refiere que de CIEN delitos cometidos, solo DIEZ son denunciados y de los CIEN, UNO termina con sentencia dictada por un juez. A ello obedece la formación de más de 20 organizaciones civiles, que se han unido para exigir a las autoridades de todos los órdenes de gobierno, que cumplan con su función y no contribuyan a la impunidad de narcotraficantes, secuestradores, feminicidas, asaltantes y plagiarios que han agraviado a tanta gente y han cometido el grave delito de desaparición de personas.

Tanto de las fiscalías que funcionan en cada entidad y la General de la República, las mismas organizaciones civiles exigen diariamente atención a familiares y agraviados por las acciónese criminales que se van multiplicado y que por negligencia de la burocracia judicial y por corrupción, dejan sin castigo a delincuentes reincidentes quienes una y otra vez, han sido detenidos en flagrancia.

Todo el embrollo que con el nuevo sistema penal acusatorio se debe cumplir, está detallado en los artículos 21 y 22 de la constitución federal; y dicho procedimiento garantista al 100% favorece a la delincuencia por su corrupta y vale maderista interpretación, más que a la sociedad civil agraviada y atemorizada por la inseguridad que supera a las fuerzas del orden.

Veracruz no es ajeno a la negligencia de la burocracia ministerial, pues basta presentarse en la “Unidad de Atención Temprana” a querer formalizar una denuncia, acusación o querella, y lo primero que el ciudadano tiene que vencer es la cerrazón y el despotismo de quienes detrás del escritorio se niegan a atender al pueblo. Y aquel que logra vencer el primer obstáculo, tendrá que enfrentarse al siguiente, donde se ubican más de 20 fiscales, encubiertos de soberbia y prepotencia, que procuran evadir sus responsabilidades y vuelven nugatoria la justicia para los veracruzanos.

No importa a los fiscales cumplir su misión a pesar de los generosos salarios y prestaciones que perciben, para llevar una vida en la que no existe la austeridad, y a pesar de ello, no les importa cumplir con su trabajo, pues desechan cualquier petición ciudadana en demanda de justicia, incrementando con ese despotismo el descrédito y corrupción que salpica de lodo a la dependencia y a quienes ahí simulan laborar.