Interesante, lo que publica este lunes el columnista Alberto Aguirre, en su columna “Signos vitales” de El Economista:
“Las formas no son necesariamente el fondo en la Cuarta Transformación. Mientras la atención mediática se trasladaba a la sede de la Secretaría de Gobernación, en el despacho presidencial hacía antesala el senador veracruzano Ricardo Ahued, quien había sido citado en la víspera. A diferencia de lo que supuso el convocado, la plática no versó sobre la situación que atraviesa el gobierno de Cuitláhuac García. Sin mayores preámbulos, AMLO lo invitó a tomar las riendas de la Administración General de Aduanas. Se ha valorado su trayectoria, pero sobre todo su honorabilidad, le explicó. Ahued Bardahuil evidenció con su respuesta un detalle que sus paisanos le reconocen: “Deme oportunidad de echarle una pensada”, atajó con humildad, “o por lo menos, de empaparme más de la situación”. El Ejecutivo le concedió unas horas, mientras se concretaba la reunión definitiva con quien será su jefa, Margarita Ríos-Farjat. “¿De veras no hay nadie de su confianza que le sepa a estos temas?”, le dijo en Monterrey, donde desayunaron, el pasado viernes 24. Ahued Bardahuil ya no regresó a la CDMX; se trasladó directamente a Veracruz. Antes, notificó al presidente de la Mesa Directiva de la Cámara Alta, Martí Batres Guadarrama, que dejará su escaño. La vacante en aduanas —se especuló en la prensa— podría ser solventada con expertos como Rodolfo Torres o Álvaro Suárez Garza. Hasta que una filtración xalapeña, al finalizar la semana pasada, provocó que se supiera del ofrecimiento formulado al legislador Ahued Bardahuil. A la izquierda social le tomó tres lustros conquistar electoralmente a Veracruz. En ese emprendimiento, el empresario Ricardo Ahued —exalcalde priista de Xalapa— fue un aliado importantísimo, con su ánimo para enlazar al lopezobradorismo con los sectores más conservadores de la capital y, sobre todo, por su doble oposición al duartismo y al yunismo. Ahued también ha construido un sólido vínculo con Beatriz Gutiérrez Müller, quien desde mediados del año pasado ha visitado frecuentemente tierras jarochas para coordinar la agenda de los eventos conmemorativos de los 500 años de la llegada de los españoles a México. Mientras, reavivaba la pugna por las aduanas. Y desde la Secretaría de Hacienda filtraban sobre la debilidad de la jefa del SAT, quien supuestamente se habría confrontado con Ricardo Peralta Saucedo, director saliente del AGA y también con Rosalinda López Hernández, esposa del gobernador chiapaneco, Rutilio Escandón, y titular de la Administración General de Auditoría Fiscal Federal. Con Hernández López, Antonio Martínez Dagnino, recientemente designado administrador general de Grandes Contribuyentes, y el senador Ahued Bardahuil, quedaría confirmado que las primeras posiciones del SAT fueron decididas en la Oficina de la Presidencia. Ni Urzúa ni Romo pudieron quedarse con Aduanas, AMLO optó por una tercera vía para dirigir esa instancia. Ahora deberá resolver si atiende las denuncias sobre la corrupción imperante —que ha permitido el contrabando de armas, drogas, precursores químicos y dinero en efectivo— o toma las recomendaciones de los expertos, para aumentar la recaudación de impuestos a través de una mejora sensible en los sistemas de inspección.”