La población se resistía hasta hace poco, a reconocer que los tiempos que nos ha tocado vivir, son tan inseguros, que cualquier persona está en riesgo de ser víctima de la delincuencia y hasta de algunos elementos de seguridad pública y de la policía ministerial de la Fiscalía General de la República y de las Fiscalías estatales, como se ha visto.
Y lo que antes era encender la TV o el radio para escuchar noticias de los acontecimientos políticos, económicos y sociales, hoy la información domina con la nota roja y las alarmas de la necesidad de la gente, que a falta de autoridad y estado de derecho, ha tenido que recurrir a la justicia por propia mano.
El escenario que se presenta en cualquier población urbana o rural, cuando el pueblo cansado por la inactividad o complicidad de la policía deja escapar a delincuentes detenidos “infraganti” por el pueblo, es de incredulidad e indignación, pues no obstante haber descubierto sus fechorías, lastimando a sus víctimas; la protección a los criminales hace que la desesperación haga presa a la muchedumbre y ésta recurra a más violencia para lapidar a los delincuentes
Otro caso que ha causado indignación y repugnancia, es el de un joven empleado de una tienda de conveniencia, de escasos quince años de edad, que fue asaltado por tres mozalbetes quienes se llevaron todo el dinero de la caja registradora y artículos de poca monta. sin oposición del empleado y sin que apareciera algún representante de la seguridad pública.
Las cámaras de video de la tienda, captaron cuando uno de los tres asaltantes a mano armada, ya de salida, regresó y le ordenó al empleado que se hincara de espaldas a él, y el empleado de la tienda recibió un tiro en la nuca, que lo privó de la vida instantáneamente, mientras el asesino salió huyendo con toda tranquilidad.
Esto no puede continuar en la impunidad y el importamadrismo, y aunque el nuevo gobierno ha reconocido que su tarea más importante es la paz para la población, a seis meses de iniciado no se ven resultados. El remedio tan esperado de la Guardia Nacional, no llega, por más que Alfonso Durazo lo anuncie como la panacea para remediar el mal mayor.
Si se continúa con El Ojo Por Ojo y Diente Por Diente, dice López Obrador que terminaremos siendo un país de “tuertos y chimuelos”, que como chascarrillo de humor negro suena bien, pero como declaración política, no se acepta.





