Hizo de la crisis cimientos
El acuerdo migratorio logrado el pasado viernes, entre el gobierno de México y el de los Estados Unidos, implicó un triunfo político para el canciller Marcelo Ebrard, quien en los hechos, es el representante plenipotenciario de la 4T ante la comunidad internacional.
En términos prácticos, Marcelo acabó desplazando a la secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero y al secretario de Seguridad, Alfonso Durazo, quienes debieron participar.
En este sentido, podemos constatar que el titular de Relaciones Exteriores, contrario a lo que se ha dicho, goza de todas las confianzas del presidente López Obrador, a grado tal, que si necesita todas las canicas para hacer su chamba, le son entregadas.
Más que un canciller, Ebrard es el álter ego del tabasqueño, lo que se fortalece con las resistencias de don Andrés para viajar al extranjero.
Basta leer el tuit de Donald Trump para comprobar que, también él, así percibe las cosas: “Me gustaría agradecer al presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, y a su Ministro de Asuntos Exteriores, Marcelo Ebrard, junto con todos los muchos representantes de los Estados Unidos y México, por trabajar duro y por tanto tiempo para conseguir nuestro acuerdo completo sobre inmigración”.
El piropo del presidente gringo a Marcelo está para leer entrelíneas, no fue fortuito.