Formato del primer informe, igual que los últimos tres sexenios

Volvió a ser el informe presidencial, igual que los de sus tres antecesores y poco diferente al de los ex presidentes priistas, sin derecho a disentir, sin réplicas, donde la alta burocracia luciendo sus mejores galas entró al Palacio Nacional, aproximadamente quinientos invitados, aplaudidores todos y regalando a las cámaras de televisión sus mejores sonrisas.

Afuera unos cientos de personas que no contaron con la invitación y el pase para acudir a la ceremonia oficial, en espera de saludar al Presidente, si no es que a uno que otro secretario del gabinete o de los picudos empresarios como Carlos Slim o Emilio Azcárraga, une por ahí se vieron durante la transmisión. Cuidando el orden y el formato a seguir, el imprescindible estado mayor presidencial, de vital importancia para resguardar la integridad de AMLO.

Un grupo de inconformes con el gobierno de López Obrador, se congregaron en el monumento a la revolución y según cálculos de los medios de comunicación, no rebasaron la cifra de aproximadamente mil doscientas personas, nada significativo en comparación con el escándalo mediático que en redes sociales estuvieron promoviendo desde hace más de un mes.

De hoy en adelante se hablará de todos aquellos temas que el pueblo deseaba escuchar, tanto de los que Andrés Manuel se enorgullece, como de los que PANISTAS, PRIISTAS, PERREDISTAS y uno que otro apartidista reniega. Faltan tres meses para cumplir el año de la toma de posesión del cargo y para entonces, otra vez serán convocados los patriarcas de los pueblos originarios, a reiterar la entrega del bastón de mando al gran Tlatoani y así comenzará el segundo del gobierno que sembró la esperanza de un Nuevo México.

Mientras tanto la delincuencia sigue creciendo, la impunidad y los grandes negocios al amparo del poder público, siguen solo que son otros los beneficiarios de las grandes compras oficiales, del otorgamiento de concesiones y privilegios, en el ámbito federal, en las entidades federativas como Veracruz, nuestra querida tierra jarocha asolada por malandrines que la Guardia Nacional tiene que erradicar, para que no se acabe la economía local, desempleado a miles de familias que ya buscan nuevas oportunidades de trabajo y seguridad.

Antes de la región sur del estado, fue en el norte, desde Pánuco hasta Poza Rica donde se establecieron los narcos bajo la protección de caciques regionales y autoridades corruptas. Ahora es el sur el dolor de cabeza.