Mauro Solano al desnudo

Luego de la derrota del PRI en el 2000, pocos creyeron que –Monterroso dixit- el dinosaurio volvería a estar en Los Pinos, de vuelta en 2012 con Enrique Peña Nieto.
Pero Peña y sus compinches dilapidaron el bono de confianza que les depositaron los ciudadanos. El escándalo de la “casa blanca” y los abominables episodios de corrupción de gobernadores emanados del PRI, provocaron que los electores se volcaran a las urnas el 1 de julio de 2018 a favor de Andrés Manuel López Obrador y de otros gobernadores emanados de MORENA, como Cuitláhuac García Jiménez.
Pero un año antes, el 4 de junio, en el estado de Veracruz ya se había dado el tan anhelado cambio con la victoria de candidatos a alcaldes morenistas. En Xalapa, Coatzacoalcos, Poza Rica, entre otros, la 4T obtuvo la mayoría de sufragios.
Por supuesto que este tsunami todavía tiene aturdidos a militantes de varios partidos, principalmente el PRI, que luego de mantener el poder por varios años en el estado y en la capital, prácticamente han quedado huérfanos, desamparados, pero lo peor: con una tremenda amargura que no los deja vivir en paz ni un solo día.
Por eso es que un día sí, y el otro también, lanzan sus lastimeros graznidos añorando el poder que mínimo tardará poco más de 12 años en volver.
Por eso es que lanzan lodo, sueltan veneno –por citar un ejemplo- contra el alcalde de Xalapa, Hipólito Rodríguez Herrero.
Uno de estos tristes casos es el de Mauro Solano, priista cobijado por varios ex alcaldes de esa misma filiación partidista, que ahora cuestiona sin razón y sin argumentos, la adquisición de vehículos por parte de la actual administración municipal, y se desgarra las vestiduras porque los automotores están estacionados en un solo lugar.
Seguramente Mauro extraña la época en que los vehículos oficiales eran utilizados para cualquier cosa, pero menos para coadyuvar en la función pública.
Eran memorables los casos en que las unidades del gobierno (hubo una época en que ni logotipo ni razón social les ponían para “despistar”) eran usados para llevar a la esposa a comprar la despensa, para llevar a la novia al cine, para ir a motelear, para estacionarlos afuera de cualquier lupanar o piquera. También usaban los autos para ir a la playa, viajar a otras ciudades, etcétera. Y de eso Mauro nunca dijo nada.
Pero qué bueno que ahora todo se puede checar en los portales de transparencia, no como antes que había total opacidad.
Los vehículos a los que hace alusión el señor Solano fueron adquiridos conforme a la ley y respetando las normas de adquisición para sustituir las desvencijadas unidades que heredó la anterior administración municipal.
Y obvio es que los vehículos oficiales, una vez concluida la jornada laboral, deben ser confinados en un sitio, y de ahí los servidores públicos se van en taxi, autobús, o caminando a su domicilio, o a otro lugar en donde deseen realizar sus actividades personales.
Nada de llevarse el carro a casa, como si fuese propiedad de los funcionarios. Esas malas prácticas quedaron atrás, en el periodo jurásico tardío, al cual pareciera pertenecer don Solano.
Pero no cabe duda que el león cree que todos son de su misma condición.