Corresponde al Estado proteger la salud de todas las personas que se encuentren dentro del territorio nacional (legal o ilegalmente), respetando el Derecho de Asilo y el acceso a la Justicia en los términos y condiciones que establezcan las leyes y conforme al contenido y alcance de los tratados internacionales suscritos con otros países y aprobados por el Senado.
Así lo dispone la Constitución federal en los artículos 1, 4 y 29. Los dos primeros preceptos se refieren a la protección de los Derechos Humanos y la Salud, el tercero alude a la Suspensión de las Garantías Individuales, cuando se ponga en grave peligro a la sociedad. Y por los estragos que refleja el Panorama Mundial, desde que se descubrió el “coronavirus”, México no ha sido ajeno al contagio masivo de la enfermedad que pone en grave riesgo y peligro de muerte, a quienes ataca, sin distinción de clases sociales.
Médicos especializados en infectología y epidemiólogos, afirman que no se ha atendido adecuadamente a los pacientes de la contagiosa enfermedad, llamada desde ahora como la PANDEMIA del Siglo. Y por su parte, las más altas autoridades del Sector Salud y el presidente AMLO, aseguran que como país México se encuentra preparado para enfrentar al COVID-19, con el menor riesgo posible y todos esperamos que así sea, por el bien de la Patria y por nosotros mismos.
Por lo pronto procede cumplir cabalmente las recomendaciones oficiales de quienes tienen a su cargo el cuidado de la salud de la población, para no caer en la desobediencia civil que nos acarrearía graves consecuencias. A saber:
Hay que mantener el distanciamiento social en cuando menos 2 metros de nuestros interlocutores; no celebrar reuniones consideradas masivas, que reúnan grupos de 10 con un máximo de 50 personas. Evitar salir de casa, con la excepción de acudir con urgencia al médico u hospital; cumplir con la higiene personal y en especial el lavado de manos permanente, los estornudos y la tos con pañuelos desechables o en el pliegue del codo. Evitar compartir utensilios de comida y procurar la tranquilidad personal, para que no cunda el pánico.
La cuarentena voluntaria y el auto aislamiento evitarán la suspensión temporal de los Derechos Humanos que limitan obligatoriamente a no circular en la ciudad, para evitar que las fuerzas de seguridad pública obliguen al infractor a cumplir con la normatividad tendiente a evitar la propagación de la enfermedad.