El papa Francisco creó una nueva comisión de expertos para examinar si las mujeres pueden ordenarse como diaconisas, informó el miércoles el Vaticano.
La función de diácono actualmente está reservada para los hombres en la Iglesia católica.
La comisión de 10 miembros, la segunda en el pontificado en analizar el tenso tema, incluye un número equitativo de hombres y mujeres que representan a Estados Unidos y seis países europeos.
Los diáconos son ministros ordenados que realizan muchas de las funciones de los sacerdotes. Celebran bodas, bautismos y funerales, y pueden predicar, aunque no celebran misas.
Los hombres casados pueden ordenarse diáconos. Las mujeres no pueden hacerlo, aunque los historiadores dicen que fungieron como diaconisas en los principios de la Iglesia cristiana.
En respuesta a la exigencia de las mujeres de tener mayor participación en el siglo XXI, Francisco estableció una comisión en 2016 para estudiar a las diaconisas a principios de la Iglesia cristiana.
Sin embargo, los miembros no lograron llegar a un consenso y pusieron fin a su trabajo.
El tema se retomó durante la cumbre de 2019 de Francisco sobre el Amazonas.
Los obispos de la región pidieron que se retomara el tema de las diaconisas dada la escasez de sacerdotes en el extenso territorio.
Quienes defienden la inclusión de las mujeres dicen que hacerlo les daría una mayor participación en el ministerio y gobernanza de la Iglesia, además de abordar la escasez de sacerdotes en varias partes del mundo.
Los opositores afirman que permitir las diaconisas abriría paso a un complicado camino para que las mujeres sean ordenadas sacerdotisas.
La Iglesia católica reserva el sacerdocio a los hombres y dicen que Cristo sólo escogió a hombres como sus 12 apóstoles. Francisco ha reafirmado ese magisterio.
¿Quiénes son los diáconos y qué papel tienen en la Iglesia?
El diaconado puede constituir un paso intermedio hacia el sacerdocio (diaconado transitorio, es decir, pasajero) o seguir siendo un papel de “servicio” en la vida litúrgica, pastoral, obras sociales y en las caritativas (diaconado permanente).
En la “Lumen gentium‘”, una de las 4 constituciones dogmáticas promulgadas por el Concilio Vaticano II, en el número 29, leemos: “En el grado inferior de la Jerarquía están los diáconos, que reciben la imposición de las manos ‘no en orden al sacerdocio, sino en orden al ministerio’. Así, confortados con la gracia sacramental, en comunión con el Obispo y su presbiterio, sirven al Pueblo de Dios en el ministerio de la liturgia, de la palabra y de la caridad”.
¿Cuándo se estableció el diaconado?
El servicio de los diáconos en la Iglesia ha sido documentado desde la época de los apóstoles. Los padres de la Iglesia también hablaban de ellos. Para San Ignacio de Antioquía, por ejemplo, una Iglesia particular sin obispo, presbítero y diácono parece impensable.
Sin embargo, a partir del siglo V, por diversas razones, el diaconado experimentó un lento declive y terminó por quedarse solo como un paso intermedio para los candidatos a la ordenación sacerdotal.
¿Cómo se forma un diácono?
El período de capacitación obligatoria dura por lo menos cinco años e incluye el estudio teológico, una pasantía en las comunidades parroquiales, así como reuniones en profundización en la vida diaconal. Pero se requiere la capacitación continua unos años más.
¿Qué hace un diácono?
Puede bautizar, preservar y distribuir la Eucaristía, asistir y bendecir una boda, llevar el viático a los moribundos, leer las Santas Escrituras a los fieles, instruir y exhortar a la gente, presidir la adoración y la oración de los fieles, administrar los sacramentales y presidir ritos funerarios.
¿El diácono tiene que ser célibe?
Si quieres convertirte en un diácono transitorio debes estar soltero, al menos para ser ordenado y tener un mínimo de 25 años. Los diáconos permanentes, por otra parte, pueden ordenarse entre los celibatos bautizados y los que ya están casados; pero si no están casados, no pueden casarse después de la ordenación.
Para convertirse en diácono, la edad mínima es de 25 años para célibes y 35 para personas casadas, con el consentimiento de su esposa.
Con información de AP
