“Líderes sociales”, oportunistas

CONTRACOLUMNA
Atanasio Hernández

Las medidas para reducir los efectos de la pandemia de COVID-19 tienen consecuencias sociales propias del aislamiento en casa, potenciadas por el estrés, la convivencia obligada y la frustración, entre otros factores. También hay efectos económicos, con el cierre temporal o definitivo de empresas, comercios y negocios pequeños, que han dejado a muchas familias sin ingresos.
A la par de la enfermedad, que en México ha dejado ya más de 5 mil muertos y en Veracruz superó los 200, ha surgido el oportunismo de los grupos sociales “organizados”, cuyos dirigentes reclaman a los gobiernos despensas y apoyos extraordinarios para sus representados –sólo para ellos–, sin importar que en el país existan más de 50 millones de pobres, de acuerdo con el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval).
Un ejemplo es el Movimiento Antorchista, cuyos dirigentes están más interesados en controlar al rebaño que en darle de comer, pues hace unos días impidieron al Ayuntamiento de Xalapa entregar despensas en las colonias de la zona este de la ciudad, como la 6 de Junio, donde los vecinos grabaron este hecho lamentable difundido en las redes sociales.
Líderes como éstos tiran la piedra y esconden la mano. Por una parte alegan que estos apoyos son insuficientes en número, pero por otra, están detrás de “movimientos” como #50DíasSinComidaNiAyuda, que exhibe testimonios y fotografías de gente en condiciones de pobreza que porta cartulinas con la leyenda.
Contradictoriamente, en su página web, la organización informa que ellos gestionaron ante el gobierno municipal y entregaron cien despensas a los habitantes de la colonia Unión Antorchista de la Reserva 4 en el puerto de Veracruz. Ahí sí no les parecieron pocas ni les incomodó hacer “caravana con sombrero ajeno”.
Otro caso que llama la atención es el del Frente Veracruzano Social (Frevesol), que encabeza Carlos Hernández Arriaga, cuyos integrantes presentaron un amparo en contra de los gobiernos federal, estatal y municipal, por supuestas omisiones en la entrega de apoyos con motivo de la emergencia sanitaria.
El amparo 208/2020/4, en el Juzgado Décimo Quinto de Distrito en el Estado (Xalapa), lo habrían firmado unas 500 personas, entre ellas trabajadoras domésticas, albañiles y comerciantes informales, de acuerdo con la información periodística. La organización dice representar a habitantes de colonias del sur de la ciudad como Bosques de Las Lomas, Grabilias, Ojo de Agua, Cedros, Santa Bárbara, Moctezuma, Miguel Alemán, Esmeralda y Orquídeas.
Reclaman “La omisión en dictar y otorgar las medidas necesarias para obtener un mínimo vital de supervivencia ante la emergencia…”, o “mínimo con una despensa en lo que dura la pandemia”, en palabras de su líder.
En abril, el Gobierno Federal anunció la inversión de 25 mil millones de pesos adicionales para la introducción de agua potable y pavimento en zonas marginadas; la ampliación del programa “Sembrando Vida” para emplear a 430 mil campesinos; apoyo directo a 190 mil pescadores; créditos de vivienda para 442 mil 500 trabajadores, y 100 mil créditos personales, de vivienda y para pequeñas empresas familiares de los sectores formal e informal.
Este Plan de Reactivación Económica llegará con programas de Bienestar a 22 millones de beneficiarios.
El problema, entonces, es que los apoyos gubernamentales lleguen directamente a las personas y no a través de las organizaciones sociales. Si los dirigentes no pueden levantarse el cuello y decir que ellos presionaron, consiguieron o extorsionaron… perdón, gestionaron los apoyos, su inutilidad se hace visible. Y créame, hay mucho más de fondo.
De cualquier forma, superar estos problemas, comenzando por la amenaza del Coronavirus SARS-Cov 2 –que llegó para quedarse–, no sólo corresponde a las autoridades, pues la sociedad entera debe adaptarse a las nuevas circunstancias y emprender acciones para salir adelante.
Hay quienes de forma callada, sin querer controlar a las masas, hacen algo… y mucho. Sobre la avenida Xalapa, frente a la Facultad de Economía de la UV, hay un comedor comunitario llamado “Tonalli”. Gracias a donaciones preparan comida que ofrecen a cualquier persona en su local, abierto todos los días de once de la mañana a ocho de la noche. Los fines de semana llevan alimentos preparados a las colonias.
Otra acción loable es la del restaurante Simple 73, en la avenida Manuel Ávila Camacho, frente a una sucursal del Banamex. Desde que la emergencia inició mantienen en su puerta un letrero que invita a pasar y comer a cualquier persona que haya perdido se trabajo debido a la pandemia.
Ellos no piden cuotas ni usan a la gente como carne de cañón en sus marchas y protestas, tampoco se paran el cuello ni hacen caravana con sombrero ajeno. Quieren ayudar y lo hacen desinteresadamente. Sus acciones demuestran que, para salir adelante, antorchistas y frevesoles simplemente están de más.