Semáforo en Rojo

“¿Qué derecho tiene un señor o señora de creer que por escribir una columna tenemos que creer que es verdad lo que dice?”.
José Saramago
Semáforo en Rojo
Atanasio Hernández
Si le digo que en Xalapa estamos en el momento más grave de la emergencia sanitaria por el contagio entre la población del virus que causa la enfermedad COVID-19, ¿me creería? Yo no. Porque esto mismo se lo pude asegurar hace una semana o dos, a principios de mayo, o lo seguiremos escuchando dentro de un mes. El problema es que en cualquiera de estos momentos fue y será verdad.
Este lunes 1 de junio fue el momento más grave, si consideramos que el 23 de marzo se registró el primero de los tres casos confirmados de ese mes, que en abril hubo 13, y en mayo, 58. Si Pitágoras no miente, el crecimiento exponencial de los casos y sus consecuencias no han cesado.
De acuerdo con los reportes oficiales, que el Gobierno Federal ofrece diariamente, hasta anoche se acumularon 74 casos confirmados. Por fortuna, 51 personas han logrado recuperarse, pero 17 siguen enfermas y seis murieron. Además, 49 personas permanecen como sospechosas de haber contraído la enfermedad y con ellas sus posibles contactos, comenzando por quienes comparten casa.
Ignoramos hasta dónde llegará esto y cuándo realmente estaremos en la punta de la curva por el número de enfermos, para transitar hacia su posterior descenso y entonces sí hablar de adaptarnos a la “Nueva Normalidad”, de la que hoy se habla como meta deseada en la recuperación de la vida cotidiana que esta pandemia cambió.
Lo cierto es que hasta hoy lo único que tenemos son referencias, números y otros datos que nos permiten darnos una idea de cómo están las cosas, pero no predecir el futuro inmediato.
Por ejemplo, sabemos que en Xalapa tenemos un desfase de casi tres meses con la Ciudad de México, donde el primer caso se registró el 13 de enero. ¿Esto indicaría que si en la capital del país realmente están en la punta de la transmisión comunitaria del virus, aquí llegaremos a ese punto hacia finales de agosto?, ¿que si en esa zona metropolitana hay 41 mil casos, en nuestra conurbación tendremos casi mil?
Cuando debo salir de casa de manera obligada veo a mucha gente caminar sin protección alguna, a parejas echando novio, comerciantes y clientes a las grandes pláticas, y ayer, a propósito del fin de la Jornada Nacional de Sana Distancia, a pesar de que tenemos Semáforo Rojo (como 31 estados), un aumento en el tránsito de vehículos como no se observaba desde hace dos meses.
Sé que finalmente el asunto es responsabilidad de cada quien. Que no puedes decirle a alguien que use cubreboca ni ponerte flamenco con las personas que van a la tienda de conveniencia y se te acercan en la fila, o a quien tose descaradamente cuando pasa junto a ti por la banqueta.
Pero caramba, llevamos más de 10 mil muertos en el país, en su mayoría adultos mayores. De acuerdo con la estadística, 74 por ciento padecían alguna enfermedad como hipertensión, diabetes u obesidad. Nuestra población en riesgo es un número muy alto si añadimos a los los fumadores, inmunosuprimidos o inmunideprimidos, pacientes de enfermedad renal, embarazadas y los niños menores de cinco años.
Está visto que más tarde que temprano habremos de ponernos las pilas, porque este virus llegó para quedarse y la Nueva Normalidad no es otra cosa que el cambio de hábitos para favorecer la higiene, la distancia social y el autocuidado. Salgamos o no a la calle, proteger la vida de nuestros seres queridos es nuestra tarea. Y no hay de otra.