ARMIDA

Era reportera de la sección de cultura de TV Azteca-Veracruz, en el año 1999.
Un día la mandaron a cubrir un evento cultural de la feria de Xalapa que se efectuaba en la Central de Abastos, siendo alcalde Rafael Hernández Villalpando. A los pocos días, llegó a su casa un enorme ramo de rosas, tan grande, que no cabía en la puerta de su casa. Ella le platicó el incidente a su entonces novio que era conductor de la televisora, quien lejos de montar una escena de celos, sólo sonrió.
Hernández Villalpando la invitó a participar en política. Y luego la postularon como suplente de Reynaldo Escobar Pérez.
Al asumir Reynaldo Escobar la Secretaría de Gobierno en el inicio del fidelato, Armida fungió como presidenta municipal de Xalapa, por un mes, en diciembre de 2004.
Estuvo casada con Renato Alarcón Guevara, ex dirigente estatal del PRI, y luego contrajo nupcias con Cuauhtémoc Velázquez, un burócrata de medio pelo y que ahora aspira a la alcaldía de Xalapa por el PRD.
En marzo de 2015 tuvo que renunciar al cargo de Secretaria Técnica del Comité Directivo Estatal del PRI por un pleito con su ex esposo, Cuauhtémoc Velázquez, quien a su vez también tuvo que dimitir a una posición que tenía en la Contraloría General del Estado.
Después fue “noticia” por los líos con Cuauhtémoc, quien hasta fue llevado por la fuerza pública a comparecer ante un juez de Pacho Viejo por la negativa de cumplir con la pensión alimenticia de sus pequeños hijos.
Recientemente, Armida volvió a ocupar los primeros espacios noticiosos con un presunto tráfico de influencias vinculado a Ana Guevara, titular de la CONADE.
Tema un tanto enredado porque dos empresarios acusaban a Armida de ser la intermediaria del “diezmo” o “moche” junto con su pareja sentimental, quien ahora está desaparecido. Y de tal desaparición ahora no sólo culpan a la ex alcaldesa de Xalapa sino también a los inversionistas. A los tres, incluida Ramírez Corral, una juez de control los sujetó a proceso y permanecerán en la cárcel por el tiempo que dure el mismo.
Con Armida encarcelada, quién sabe qué pasará con sus hijos. Hace poco ella nos platicó que uno de sus hijos se quiso ir con su papá, pero no tardó mucho con él. El pequeño no se sintió bien atendido, y según la madre, “Cuau” ni siquiera llevaba a su hijo a la escuela.
Nos comentan que Armida está mal asesorada por sus abogados. Aseguran que ella tuvo la oportunidad de aceptar un juicio abreviado; es decir, aceptar su culpa, dar datos y tener una pena menor, pero decidió pelear el caso. A ver qué pasa.