El asunto no es lo que quieres, sino para qué lo quieres y para quién lo quieres. Así se podría definir el interés de Mario Delgado Carrillo, diputado federal por Morena, quien anda en pos de la dirigencia nacional del partido.
Siendo el titular de la Junta de Coordinación Política de la Meca Legislativa, Mario Delgado Carrillo vive en una confusión total desde cualquier ángulo que se le vea: actúa como cuando era “esa oposición” y por ende, la confunde con visceralidad; confunde la política con el acuerdo sin palabra; confunde la Jucopo, como casa de campaña; pero en el peor de los casos, confunde el trabajo legislativo con el electoral, y si bien, al hacer un balance de la bancada de Morena se podría decir que es favorable, porque lograron empujar iniciativas prioritarias para ellos como revocación de mandato, programas sociales como derecho constitucional, la reforma educativa, y otras, sólo baste recordar que esto se debe a una cosa simple: ¡Aplanadora! que en buen cristiano es Mayoría en el Congreso.
Hay quienes consideran que sus ansias por llevar las riendas de su partido, lo han hecho descuidar el quehacer legislativo y por ello, ha tenido que “descafeinar” algunas de las iniciativas morenas aunque hay otros que consideran que ello se debe también a su inmadurez política que ni envuelto en papel periódico ¡pinta!
Ejemplos de ello fue la intentona de otorgar facultades extraordinarias a la Unidad de Inteligencia Financiera, que afortunadamente logró frenar la oposición con base a argumentos y sobre todo, sostenidos en la Ley; otras “descafeinadas” fueron las relativas a medicamentos así como la de la Guardia Nacional; en la relativa a la Reducción de Prerrogativas, hasta el PT, su aliado, ¡votó en contra!
Ahora que si hablamos de sus pendientes, es seguro que Mario Delgado es de los diputados que invoca el “Como anillo al dedo”, porque puede pretextar la pandemia y no la falta de acuerdos para resolver la extinción de 44 fideicomisos, la iniciativa que faculta a la SHCP para reorientar recursos en emergencias económicas o sanitarias, así como la propuesta del Ejecutivo y la IP para reformar el sistema de pensiones, entre otros.
Sí, Mario Delgado debe dar gracias a la aplastante mayoría de su partido en el Congreso de la Unión porque si no, tendría más problemas serios que los provocados por su inmadurez, su falta de palabra, visceralidad y es seguro que no tendría tiempo de estar en plena campaña por la dirigencia de Morena… aunque ahora, si hiciera un trabajo de consenso, de diálogo, de concertación, ya no en la Jucopo, sino en su propia bancada, podríamos hablar que los 25 diputados federales que tiene Morena por Veracruz jalan con él… ¡pero no! sólo van con Mario los diputados de Huatusco, Papantla, Córdoba y San Andrés Tuxtla…
En tanto que en el Congreso local, los Malenos ya están en abierta declaración delgadista: Jessica Ramírez, León David (que no al revés, si no, el bueno sería Jiménez Reyes), Cristina Alarcón, José Andrés Castellanos, Álvarez Pellico, Ana Miriam (ya saben, donde quiera se acomoda), y por supuesto, Maleno Rosales, cabeza de grupo… Y si está Maleno, está Manuel Huerta.
El deseo de Mario Delgado por la dirigencia nacional de Morena es válido, tan “válido” como utilizar la Jucopo para impulsar su campaña dando prioridad a lo electoral que a lo legislativo, porque esto no es con miras al 2021, sino al 24, cuando desde la Cámara Baja y la Alta ya zopilotean al Peje…
El asunto no es lo que quiere Mario Delgado, sino para qué lo quiere y para quién lo quiere: para empezar a enfilar a Ricardo Monreal a la presidencia de la República. Jucopo y partido: ¿Qué más se puede pedir?
smcainito@gmail.com