Por Yair Ademar Domínguez
Ha causado polémica la presentación de la Guía ética para la transformación de México que presentó recientemente el presidente Andrés Manuel López Obrador. En un país permisivo, que institucionalizó la corrupción, es obvio que estas iniciativas generen escozor. Los conservadores estaban acostumbrados a conducirse sin valores ni restricciones.
Lo dijo bien el jefe de las instituciones del país: “para enfrentar el proceso de degradación y decadencia de la vida pública no basta con acciones que mejoren las condiciones materiales, también es importante fortalecer los valores, procurar el bienestar material y el bienestar del alma”.
Lo hemos comentado ya en este espacio, la Cuarta Transformación va al fondo, a la raíz de los problemas del país y no se quedará sólo en la superficie ni en la periferia. Si queremos cambiar a nuestro querido México tendremos que empezar por ir cambiando nosotros mismos. A eso apunta la Guía ética.
Son 20 los principios inscritos en esta propuesta que tienen que ver con respeto a la diferencia, la vida, la dignidad, la libertad, el amor, el sufrimiento y el placer, el pasado y el futuro, la gratitud, el perdón, la redención, la igualdad, la verdad, la palabra y la confianza; la fraternidad, las leyes y la justicia, la autoridad y el poder, el trabajo, la riqueza y la economía, los acuerdos, la familia los animales, las plantas y las cosas.
A muchos les va a causar malestar. Les incomoda, repito, que la 4T quiera ir al fondo, a las raíces. En la historia reciente de nuestro país, ningún gobierno se ha preocupado por esta dimensión del ser humana, tan necesaria para la convivencia pacífica y armónica.
Ha hecho bien el Presidente en aclarar que este Código de Ética no es algo que el gobierno quiera imponer a la sociedad o a las familias, a los sindicatos, a las empresas. Lo que se hizo fue crear una serie de nuevos valores para la sociedad mexicana y para ello se convocó a las mexicanas y los mexicanos para que dieran su opinión y expresaran su visión, su manera de pensar y de ahí surgió la propuesta.
Los mexicanos necesitamos ir más allá. Sí ser buenos ciudadanos, pero sobre todo ser buenas personas. El cambio de régimen pasa por hombres y mujeres de carne y hueso que necesitan tener un código de valores, íntimo, personal, pero que abone al respeto al otro y a los otros.
Así lo dice el primer punto de este doble decálogo: “Evitemos imponer nuestro mundo al mundo de los demás; la humanidad es diversa por naturaleza y de muchas maneras, y el ejercicio de la libertad desemboca de manera inevitable en la diversidad. En el caso de México, esta diversidad es religiosa, política, ideológica, económica, social, cultural, idiomática, de tradiciones y hábitos de género e identidades sexuales”.
“Cada estado, cada municipio y cada barrio tienen una entidad propia. No todas las personas son como tú, no todas piensan como tú piensas ni hablan como tú hablas, no todas actúan en la forma en que tú actúas. Respeta la forma de ser de los otros y no pretendas imponerles tus conductas, gustos u opiniones o preferencia. El laicismo es un principio fundamental del Estado mexicano y se traduce, en la convivencia diaria, en el respeto a las creencias de toda persona y a su libertad de profesar la religión que desee, o no profesar ninguna, religión alguna”.
Eso nos debe orientar a todos, el respeto a la diversidad.
El punto dos añade: “No hay más valioso que la vida, la libertad y la seguridad de las personas. Cuida tu vida y la de los demás, no la desperdicies en cosas que tú mismo consideras que no valen la pena, otorgarle un sentido y un propósito hasta el fin de tus días” y el tres añade: “No se debe humillar a nadie. La dignidad es el valor que tiene todo ser humano por el hecho mismo de ser persona y lo que lo hace sujeto de derechos universales. Es también lo que le hace merecedor del respeto de los demás. Nada ni nadie pueden quitarte tu dignidad, ni la pobreza ni el hambre ni la agresión, la discriminación, la persecución o la cárcel. Nadie puede humillarte si no te humillas. Defiende tu dignidad, incluso en las peores condiciones, y respeta la dignidad de los otros, porque, de no hacerlo, pierdes la tuya propia”.
¿Quién puede estar en contra de estos principios?
Los hechos hablan por sí mismos
Lo escribió en su cuenta de Twitter la compañera senadora tabasqueña Mónica Fernández Balboa, Presidenta de la Comisión de Gobernación del Senado: “Compañeros y compañeras de @CENMorenaMX #Veracruz, ha estado circulando información falsa relativa a mi presencia como delegada de morena en su bello estado. No es correcta esta información. Pero aprovecho para enviarles un saludo fraterno”.
Los datos hablan por sí mismos. Algunos andan desesperados y otros seguimos trabajando por la unidad y por lo que nos conviene a todos para ser más fuertes.
Comentarios: Facebook Yair Ademar Dominguez Twitter @YairAdemar