Cosautlán: historias de amor y de venganza

En los municipios, esos pequeños feudos, se entrelazan micro historias de poder en las que el dinero y las pasiones se mezclan para parir episodios dignos del realismo mágico.

Cuentan por ejemplo, que no hace mucho tiempo, la Reina del Palacio en Cosautlán montó en cólera cuando se enteró de los amoríos de su consorte con una joven y guapa doncella, hija de otro señor feudal.

El romance entre el político, tan diminuto como esos gallitos charros, tuvo su punto polémico y culminante cuando se accidentó en el fraccionamiento de Monte Magno justo cuando lo acompañaba su novia.

Dicen que la Reina de Palacio se puso verde de coraje, y juró vengarse de su cónyuge.

Así que la Reina de Palacio comenzó un tórrido romance con su chofer. Pero toda vez que al paso del tiempo se olvidó de su amante, éste evidenció en redes sociales el desdén y el olvido.

Pero el rencor vivo de la Reina de Palacio no terminó ahí. La sed de venganza de una mujer despechada no tiene fin. Así que luego del chafirete, se consiguió otro amor, un mancebo que colabora en los espacios palaciegos de ese pequeño reinado.

Pero ante la sociedad, la pareja real sonríe, escenifican una felicidad fingida. Que al fin al cabo, a veces la vida es ese gran teatro en el que algunas almas esconden sus miserias humanas tras la triste máscara de la simulación. Y precisamente, para ocultar esa parte podrida de su existencia, al “charrito” le ha dado por postear contenidos religiosos en sus cuentas, como para que crean que está más cerca del cielo que del infierno.