El ingreso al Parque Nacional Pico de Orizaba y el ascenso a los tres albergues y a la cima de la montaña más alta de México se encuentra fuera de control y con elevados riesgos de tragedias generadas por el exceso de visitantes. Además de la contaminación que generan.
En las ultimas tres semanas los pobladores de Calcahualco en Veracruz; Atzitzintla, Tlachichuca y Chalchicomula en Puebla, han denunciado un excesivo tránsito de turismo de montaña sin que se observe autoridades del gobierno federal para controlar el acceso y evitar daños a la flora y fauna de la montaña.
A los daños ocasionados a la montaña con el exceso de asistentes, se suma a la tala clandestina que también se encuentra sin control y en manos de la delincuencia organizada.
A pesar de la pandemia del COVID-19 se observa el ascenso de grupos de montañistas que saturan los albergues de la Cara Sur, Fausto González y el de Piedra Grande para 80 personas, se rebasan también la capacidad instalada de cabañas en las faldas de Pico de Orizaba.
Un daño más a los ecosistemas es que todos los asistentes hacen sus necesidades fisiológicas al aire libre lo que significa que las heces fecales se filtran a los nacimientos y escurrimientos de agua que bajan de la montaña y suministran el vital líquido a los estados de Veracruz y Puebla.
Hasta ahora, los se observan solitarios vigilantes en las casetas de la Comisión Nacional de Areas Protegidas que nada pueden hacer ante el ingreso de las multitudes de montañistas y la avaricia de los prestadores de servicios que de manera irresponsable los guían sin la seguridad de espacios en los albergues.
Durante el mes de diciembre cientos de cofradías, marianos, guadalupanos y clubes de montañistas, motociclistas y otros vehículos ingresan al área protegida sin ninguna restricción, provocan estragos y contaminación de basura.
El Pico de Orizaba con más de 20 mil hectáreas de reserva, es un área protegida por decreto y cuenta con una Dirección a cargo de Raúl Alvarez quien se mantiene en el cargo a pesar de que pasan los gobiernos y titulares de la Semarnat, sin embargo, el deterioro de la montaña avanza a pasos agigantados.