Reynaldo Escobar
La inestabilidad del país crece, la quiebra económica aumenta sin que los genios financieros de la 4T, la puedan detener y amenaza con convertirse en una depresión económica, más grave que la ocurrida en el mundo en 1929, que empobreció también a los mexicanos y cuyos descendientes ahora sobreviven en la más espantosa miseria y en espera de las vacunas prometidas por AMLO, para salvar la vida, ante el riesgo de muerte por el COVID19.
Las mentiras deleznables del gobierno de la 4T, no sólo han sepultado la credibilidad del gabinete federal, sino también de todos cuantos se han puesto la camiseta partidista de MORENA, pues nadie oculta la ambición desmedida de Poder y de acaparamiento de la Riqueza Pública, en un afán inocultable de perpetuarse en cargos privilegiados, conquistados por la desesperación y el hartazgo de los clasemedieros (que ahora se volvieron pobres) y de los pobres (hoy desempleados y vueltos miserables) que lamentablemente viven de la dádiva oficial, y que cada mañana ha venido capitalizando en su favor, un falso redentor.
A los que siempre desconfiaron de AMLO, por los malos resultados de su gestión en el gobierno capitalino, el presidente los ha denominado opositores, para identificarlos, cercarlos y aniquilarlos políticamente, con miras a imponer a sus incondicionales, entre los que destacan personajes impresentables, con los que desde el Palacio Nacional se programa y se dirige gran fraude en la elección intermedia del 6 de junio.
Lo que no pueden detener los incondicionales de la 4T, es el hartazgo social, que en lugar de disminuir, cada día crece más, en la misma proporción que el número de muertos por la pandemia, alcanzando la cifra terrorífica de más de mil personas muertas diariamente. Los decesos incluyen a obradoristas y “opositores” debido a que ni usufructuando el poder sin límites que ejercen desde el gobierno, los de la 4T jamás podrán manipular a la muerte.
La inactividad burocrática, el cierre de negocios y el desempleo, además de incrementar la inseguridad en todo el país, han convertido a pueblos y ciudades en estampas panorámicas en blanco y negro, silenciosas y llenas de tristeza y dolor. A diferencia de los gobiernos pasados, se quiera o no reconocer, que siempre estuvimos mejor “cuando estábamos peor”.
La alegría de la gente, sus tradiciones y el entusiasmo para cumplir con sus deberes, han desaparecido con la llegada de la 4T; en el pecado siempre se lleva la penitencia.