Contracolumna / PARQUE JUÁREZ: MOVER EL AVISPERO

Atanasio Hernández

“¿Qué derecho tiene un señor o señora de creer que por escribir una columna tenemos que creer que es verdad lo que dice?”.
José Saramago

La construcción de una estructura tipo pérgola en el mirador del parque Benito Juárez por el Ayuntamiento de Xalapa ha desatado críticas y exigencias de algunas personas, entre quienes está el fundador de la asociación civil Xalapa Antiguo, Jorge Díaz Bartolomé, que aun cuando admite desconocer el proyecto exige al Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) realizar un dictamen al respecto, que la obra se detenga y en su momento se reparen los daños.

Sin contexto, las declaraciones de este señor –a quien no tengo el gusto de conocer– parecen coherentes. Ignoro su formación profesional, pero supongo que si está metido en estos temas y además ha sido integrante de un grupo dedicado a publicar gráfica y textualmente aspectos históricos de nuestra ciudad, incluyendo la arquitectura, algún conocimiento debe tener al respeto.

Por su parte, las autoridades municipales explican que el proyecto sí tiene autorización del INAH y sólo ocupa una fracción del llamado mirador, al este del parque, sobre el techo de la pinacoteca Diego Rivera y el Ágora de la Ciudad: una azotea maltratada, cada vez menos visitada por la gente, que antes de la pandemia utilizaban prácticamente en exclusiva los grupos de jóvenes skate o patinetos, para este “deporte extremo”.

De lo que se trata, según entiendo, es de rescatar ese espacio para el disfrute de los paseantes y el montaje de exposiciones escultóricas, pictóricas y fotográficas al aire libre. Sería una extensión de los espacios culturales del Centro Histórico, explican. Además, se trata de una estructura ligera, transparente (porque una pérgola no es un techado o domo), que no interfiere en el paisaje.

Ahora bien, para quienes se desgarran las vestiduras, ¿qué valor histórico real posee el parque Benito Juárez a estas alturas? Lo pregunto simplemente porque si de patrimonio arquitectónico y cultural se trata, el verdadero crimen fue destruir el Convento de San Francisco –el segundo construido en México– a mediados del siglo XVI. Se entiende que a finales del siglo XIX se encontraba en ruinas y se demolió en 1889 para construir el parque.

Sobre el parque, una fotografía publicada en la página de Facebook de Xalapa Antiguo (¡Caramba, qué coincidencia!) registra que en 1920 existía una pérgola con elementos que recuerdan la arquitectura asiática, sobre lo que hoy es la plancha central que va del límite con la calle Enríquez a la estatua de Benito Juárez. En la información ofrecida se menciona las bancas de hierro fundido de la compañía inglesa Coalbrookdale. Pues tanto la pérgola como las bancas desaparecieron hacia los años cuarenta.

Otro dato más lo aporta la página Xalapa en la Historia, con una fotografía de 1903 que muestra un kiosco en la misma parte central: “De inspiración modernista, presentaba hermosos acabados en sus enrejados, con lámparas en cada uno de los pilares y un gran candelabro que descendía del centro de la cúpula”. Se dice que se vendió a un particular o se desconoce su paradero.

Lo curioso es que en esta época electoral aparezcan o reaparezcan personajes de todo tipo, inconformes por tal o cual acción del Gobierno Municipal. Si se hace, está mal; pero si no se hace, también. Y por ello recordamos las verdaderas infamias cometidas en este espacio, como los monumentos al mal gusto que erigió Elizabeth Morales para el entretenimiento de los chamacos, pero resultaban una ofensa a la vista, el buen gusto y la inteligencia.

En el caso de Jorge Díaz Bartolomé, se podría cuestionar su autoridad moral para saltar ahora a la palestra. Sin buscarle mucho, el portal Plumas Libres consigna que en marzo de 2017 integrantes de Xalapa Antiguo, AC, “descubrieron fraudes cometidos por el presidente de la organización, a quien denunciaron públicamente por supuestas arbitrariedades cometidas desde 2013”.

En voz de Sabino Cruz y Emanuel Ordoñez, le acusaron de opacidad y falta de rendición de cuentas en el manejo y aplicación de fondos de la asociación, producto de las aportaciones mensuales de sus 28 socios. Pidieron su renuncia… Tal vez por ello ahora se presente sólo como “fundador” de esa agrupación.

Y bueno, si en realidad nos interesa tanto la conservación y belleza del parque Benito Juárez, habría que desterrar a los boleros y comerciantes que ahí prestan sus servicios, así como impedir el paso a la ciudadanía en general, pues todos contribuimos –aunque sea involuntariamente– al deterioro paulatino y afeamiento de tan importante sitio histórico. ¡Lo que es mover el avispero en época electoral!