Salvador Muñoz
Estamos a punto de cumplir un año de las restricciones, protocolos o “nueva normalidad” que nos trajo la pandemia. Durante este lapso, no recuerdo si le comenté o me quedé con las ganas de decírselo a Héctor Yunes Landa, que había generado en mí una especie de zozobra cada vez que me llegaba alguna de sus notificaciones, fuera por Whatsapp o Twitter, porque hubo un momento en que la mayoría eran para dar el pésame por amigos suyos o mutuos que en un alto porcentaje, fueron víctimas del Covid-19.
Al inicio de este evento de emergencia sanitaria, percibía en mis manos una sensación rara de tanto gel que al paso del tiempo, se perdió… o me acostumbré… ¿o perdí sensibilidad en mis manos?
Al cubrebocas agregamos la careta dos veces por semana, que es cuando vamos a hacer la despensa. Por razones de tiempo, hacemos un día, una en el centro comercial y otro, en el mercado. En el mercado aplicamos un aditamento más: guantes.
Sí, durante este año, hemos visto gente a la que sencillamente le vale madres el uso de lo más mínimo para su cuidado y el cuidado de los demás. Antes, nos daba coraje, nos molestaba verla en la calle como si nada. Hoy entendemos que tenemos de dos sopas ante ellos: evitar su proximidad con el clásico “Sana Distancia” con un poco más de amplitud; y la tolerancia.
No digo “Respeto” en lugar de “Tolerancia” porque debido a la situación, no se trata de posicionamientos ideológicos o de criterios, sino de salud. Entonces, tolero a la gente que se cruza en mi camino sin un cubrebocas aunque no respeto su decisión.
Hace unos días, la fracción legislativa del PRI-PVEM propuso sancionar al ciudadano que no use cubrebocas con multas económicas y trabajo comunitario, entre otras cosas. Incluso, se dijo que hasta la multa podría ir en función del sapo… sí, porque se contempla que en caso de que el ciudadano sin cubrebocas sea obrero, jornalero, la multa no podrá ser mayor de un día de salario; en el caso de trabajadores no asalariados, ésta no podrá ser superior al monto de un día de su ingreso.
La iniciativa tiene el objetivo de contribuir a disminuir los casos de contagio, en donde Veracruz ocupa el séptimo lugar nacional con casi 8 mil fallecimientos y más de 54 mil casos confirmados, de acuerdo a datos.
A simple vista, la propuesta es bien intencionada pero con un poco del dicho que reza “la letra, con sangre entra”, que es tan igual al que te tiene que doler en el bolsillo para que lo entiendas. En otras palabras, la sanción es la ausencia de educación, y si no hay educación, hay fracaso social y por ende, hasta de un Gobierno enfundado en fuerzas morales y estampitas, donde sólo se enferman los corruptos, mentirosos y hasta los ricos…
Hay quienes aplauden esta iniciativa, en especial los que usan cubrebocas, porque de cierto modo consideran justo que se castigue a quien no se cuida; desconozco el sentir de quienes no usen cubrebocas con respecto a la postura de los diputados del PRI-PVEM pero sí sé el sentir sobre las sanciones y/o impuestos en la sociedad: rechazo.
¡Ojo! porque la posición de este grupo legislativo PRI-PVEM es totalmente ajena a la del partido tricolor, que desde a finales de enero del año pasado a la fecha, se mantiene en la postura de exhortar, sí, exhortar a los veracruzanos a cuidarse atendiendo los protocolos que Salud demanda… lo de las multas, todo indica que es un asunto de los diputados.
Insisto… si bien no se deja de ver buena intención en la fracción legislativa, se debería de contemplar los escenarios con respecto a la gente que no usa cubrebocas para entender sus motivos: ¿falta de educación o empatía? ¿falta de ingresos? ¿problemas de salud?
Vuelvo al inicio de esta columna… vamos a cumplir un año de restricciones, protocolos o “nueva normalidad” que nos trajo la pandemia… si la propuesta de esta fracción legislativa contempla sanciones “especiales” para obreros, empleados o trabajadores no asalariados, es porque de cierto modo entienden su economía… entienden que con la pandemia hay mayores gastos de luz, de agua; quizás hasta en equipo tecnológico y sí, está la familia que se aplica, invierte su salario en gel, cubrebocas, caretas, pero si no le alcanza… si prefiere pagar cada semana el paguito por la compu, el alimento, el pago del agua con el extra que te clava CMAS… ¿qué hacer?
¿No sería mejor que antes de pensar en sancionar, nuestras autoridades (sean estatales, municipales, federales, o legislativas) doten de cubrebocas y gel gratuitos en centros de aglomeración? Digo, si igual se invierte en vacunas, ¿por qué no en estos aditamentos sanitarios? Además, pensar en un castigo, multa o sanción en época electoral, es un indicativo de que estos diputados no tienen cabida en el proceso electoral que está en marcha… o de plano se preocupan mucho por la salud de los veracruzanos…
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