Rogelio Franco siempre gozó de protección: primero de Fidel y Duarte, y luego Yunes

Pablo Jair Ortega

Rogelio Franco Castán inició en la política como asistente (mejor conocido en el argot político como carga-maletín) de Arturo Herviz Reyes, entonces dirigente estatal del partido del sol azteca en 1998 y luego excandidato del PRD a la gubernatura de Veracruz ese mismo año.

No obstante, el tuxpeño ya tenía tiempo avecindado en Xalapa, pues aquí estudió la carrera de Derecho, teniendo como compañero de pensión a Erick Lagos Hernández, el famoso “Chilis Willis”.

Cabe recordar que Franco no se tituló inmediatamente como abogado, sino que fue poco antes de asumir el cargo de secretario de Gobierno, cuando por influencias le dieron en la Universidad Veracruzana su titulación al vapor, lo que fue todo un escándalo al inicio del pasado bienio gubernamental encabezado por Miguel Ángel Yunes Linares.

Pero su ascenso en la política fue meteórico, pues de pasar a ser asistente de Arturo Herviz ya de repente se convirtió en el líder del sol azteca hasta la fecha.

Pero su papel, más que de lucha social, se convirtió en un personaje cuyo partido lo utilizó para hacer negocios y enriquecerse.

En poco tiempo, Franco Castán sumó una inmensa fortuna que le permitieron tener dos mansiones en el fraccionamiento Montemagno, en Xalapa; un hotel boutique en Tuxpan, así como otras propiedades entre casas y ranchos.

Hasta hace poco también tuvo un restaurante de comida huasteca en Plaza City, en la capital veracruzana.

Su modo de operar era muy sencillo: usar las siglas del PRD y sus diputados o alcaldes para rentarse al gobernador en turno.

Uno de los que más se recuerda que forró de billetes a Franco Castán fue el exgobernador Fidel Herrera Beltrán, célebre –entre otras cosas– por aquella frase que dice: “En política, lo que cueste dinero es barato”.

Bajo esa “doctrina”, líderes de oposición se hicieron multimillonarios gracias a la generosidad de Herrera Beltrán, para precisamente no ser opositores, sino todo lo contrario: no dar lata al gobernador y hacerse de la vista gorda en todo.

Uno de estos que se hizo millonario fue también Alejandro Vázquez Cuevas, entonces dirigente del PAN, hoy próspero constructor de un moderno fraccionamiento que funciona con energía solar en Xalapa, entre otros negocios.

Pero Franco Castán también fue de los beneficiados, especialmente por su cercanía a Erick Lagos Hernández, pupilo de los más cercanos a Fidel.

Es curiosa la vida paralela de Franco y Lagos: ambos llegaron a ser secretarios de Gobierno; vivieron en la misma pensión estudiantil y los dos cargaron el maletín de sus mentores.

En el sexenio de Javier Duarte también es público que Franco Castán siguió la misma línea: entregando al PRD a cambio de mucho dinero.

No obstante, Duarte al final no logró convencer a Franco Castán con una cantidad que reventaría la alianza PAN-PRD, que sería la que sacaría al PRI de Palacio de Gobierno.

Ya en campaña electoral, Franco Castán apoyó con todo una alianza con el PAN, llevando como candidato a Miguel Ángel Yunes Linares, quien tenía en su haber el haber perseguido a perredistas en el pasado, cuando Yunes fue secretario de Gobierno en el gobierno priista de Patricio Chirinos Calero.

Poco después de la licencia de Duarte, los alcaldes del PRD fueron quienes tomaron el Palacio de Gobierno a finales de octubre de 2016, siendo gobernador interino Flavino Ríos Alvarado. A este hecho se sumaron los panistas y fue aprovechado por Yunes Linares e hijos para su promoción personal.

Rogelio Franco Castán fue premiado en el gobierno de Yunes Linares como secretario de Gobierno, aunque en los hechos el mismo gobernador era quien operaba todo lo de la política interna.

De hecho, entre los mismos perredistas había quejas de que a miembros de ese partido sólo les otorgaron cargos menores o subsecretarías.