Opinión | LA HONESTIDAD COMO ACTO REVOLUCIONARIO

Héctor Bonilla Servín

La lucha por los sectores más desprotegidos es un compromiso firme para continuar avanzando en la transformación social del país.
Alberto Anaya

Corría el año de 1973, el 28 de marzo, para ser exactos, cuando un grupo de gente encabezada por Alberto Anaya, tomaría un territorio, que más tarde sería conocida como Tierra y Libertad.

Personaje de carne y hueso, líder social de fuerza y ejemplo, Alberto Anaya, no es de esos estereotipos creados para engañar ingenuos. Es un luchador social de verdad, de esos que se dan muy de vez en cuando.

Inoculado por el germen de la justicia, en ese México represivo que la toca vivir en su juventud, ese que cancelaba toda oportunidad de una vida digna, para la clase marginal y obrera, Anaya, apuesta por luchar desde la clandestinidad.

De joven, andaba desarrapado, de mezclilla y camiseta, o camisa de cuello puntiagudo, traía botas, y el pelo largo con patillas. Se enrolaba en huelgas y todo tipo de eventos que derivarían en el movimiento del 68.

En los albores de 1971, Alberto Anaya tenía 25 años, dormía en las márgenes de los basureros donde más tarde fundaría, a fuerza de movlizaciones, el Frente Popular Tierra y Libertad. Por almohada usaba los volantes que difundía contra el Gobierno, reclamando alternativas de vivienda para los migrantes del campo.

Participa en Política Popular, organización universitaria que impulsaba la lucha social en el campo, las fábricas, el magisterio y las universidades. Más tarde, en la Organización de Izquierda Revolucionaria-Línea de Masas, una de las cunas del PRD. Sin intención, Alberto Anaya estaba construyendo su propia, ejemplar, singular, admirable historia.

Esa construcción le lleva, en febrero de 1984, a la cárcel. Sale libre a los 40 días, porque los delitos de los que se le acusaba habían prescrito. Estas culpas eran: aceptar la regularización de la tierra propuesta por el entonces Gobernador Alfonso Martínez Domínguez.

El priísta, Martínez Domínguez, aseguró en su momento que Anaya era un hombre que vivía fuera de la Ley, lo real fue que se falsearon las fechas de 14 procesos en su contra, por los que hubiera pasado 40 años tras las rejas.

Resulta imposible imaginar a Alberto Anaya en ese rol si se charla actualmente con él y se percibe su modestia, se escucha su voz baja y se observa su rostro imperturbable.

Su sencillez asombra, si se suma su carrera de líder social con su curriculum universitario, en el que además de Economía hay una carrera en Ingeniería, en Derecho, maestrías en Administración e Investigación y un posgrado en Sociología.

De a poco, coherente con los tiempos, aquel joven inquieto que funda el Frente Popular Tierra y Libertad, que cobijaba a unas 25 mil familias para posesionarlas, se convierte en hombre de partido.

El Anaya contemporáneo es líder nacional del Partido del Trabajo, se mueve con credenciales de buen negociador y establece alianzas con otros partidos. Sabe que son otros tiempos y para avanzar hay que aliarse.

Cuando el hoy Presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, toma protesta como Candidato del PT a la Presidencia, dice en su discurso:

“Amigas, amigos del Partido del Trabajo, amigo Alberto Anaya dirigente de esta organización política, amigas, amigos todos.

Es para mí un motivo de satisfacción el ser postulado como candidato a la Presidencia de la Republica, por esta organización política y social que me ha respaldado en tres campañas hasta ahora: en el año 2000 cuando participé como candidato a jefe de Gobierno de la Ciudad de México y en el 2006 y en el 2012, cuando fui candidato a la Presidencia de la República.
De modo que desde hace 18 años he venido contando con el apoyo y la confianza que es muy importante de todas y de todos ustedes.”.

Alianza congruente, inevitable, entre posturas políticas afines. Alianza de lealtades, de objetivos comunes: “Nuestros ideales son favorecer las demandas del pueblo, y en base a ello hemos sido congruentes”, recalca Anaya, “eso no impide dialogar y negociar.”

De cara a las elecciones del 6 de junio del 2021, el dirigente petista reiteró el apoyo total al Presidente López Obrador, resaltando que el partido ha sido el único que ha acompañado al tabasqueño en sus tres contiendas electorales.

“Vamos al proceso concurrente más competido en la historia de este país, también al proceso concurrente con más partidos políticos. Nada más decimos qué ocurrió, no hacemos juicios de valor, sino simplemente la izquierda va a tener tres competidores que van a ir por las mismas franjas electorales”, comentó en entrevista con Forbes México.

Para ese mismo día, Andrés Manuel López Obrador, Presidente de México, quiere convocar a una consulta popular para que los ciudadanos decidan si el Gobierno debe investigar y denunciar a varios expresidentes del país, tanto del PAN como del PRI.

Sin duda, Alberto Anaya sigue siendo aquel hombre, joven admirable que se basaba en aquella frase atribuida a Flores Magón, uno de los grandes anarquistas de México: “qué me importa estar en contra del derecho, si estoy del lado de la justicia”