MÉXICO ANTES QUE EL PODEROSO IMPERIO DEL NORTE, TIENE UN PRESIDENTE PROGRESISTA

Lenin Torres Antonio

Crónicas Ausentes

A ocho columna, primicia mundial, el Imperio Americano, su presidente, ahora voltea a las políticas sociales (1), reconoce el valor de las mujeres, y que primero es el pueblo que Wall Street, y que hay que aumentar el salario mínimo de los trabajadores estadounidenses; Biden, en la palestra del “poder legislativo” se auto elogia al señalar que es el primer presidente que voltea atrás y ve a dos mujeres presidir el senado y la cámara de diputado(a)s, inédito, hasta ahora se dan cuenta que las mujeres siempre han estado ahí, luchando en todas las sociedades por la igualdad y por la justicia, y por ser reconocidas como parte fundamental de toda sociedad, pero en una sociedad que alardea de libertades pero en su comportamiento es conservadora, y más el poder político y público. Poder público que todavía jura ante la Biblia para asumir el poder terrenal, que jamás han pasado por una Reforma que separe el poder eclesiástico del secular, por eso podemos entender su resistencia a castigar la pedofilia en sus comunidades religiosas.

Los prejuicios que entrañan los mitos ilustrados están ahí, ocultando sus contradicciones y sus injusticias, pensaríamos que la democracia debería ir acompañada de la ética, es decir, la apercepción que el proceso cognitivo y racional se dirige hacia el bien y hacia estadios espirituales que pueden instrumentar condiciones para una vida mejor en sociedad.

Hemos insistido que los conceptos ilustrados son reales e incluso el estado más civilizado del hombre moderno y posmoderno, las tachaduras de la posmodernidad no han colapsado el marco simbólico con que sostenemos nuestra idea de mundo y sociedad. Y aferrados a ese marco simbólico ilustrado insistimos una y otra vez que vivimos el mejor de los mundos posibles.

Lo real resquebraja, pero no anula ese marco simbólico ilustrado, por la sencilla razón que es el único que tenemos, y que aún los íconos del nihilismo se cobijan de vez en cuando con ese marco simbólico ilustrado.
Un poseído por “la palabra/cosa”, exaltado grita, “eres irreverente con nuestras instituciones” en respuesta a un texto que publiqué (2), transmitiendo un vocablo concreto e impenetrable, como un bunker que por sí mismo protege de las bombas atómicas, “instituciones”. El silencio se abrió camino ante toda posible sonoridad que pudiera interrumpir la omnipotencia de la palabra/cosa, que es lanzada con tal energía que es imposible poner en duda su sustancialidad.

De tal suerte, hemos creído en nuestros mitos, y hecho real nuestro imaginario, que nos cuesta trabajo distinguir entre apariencia y realidad, y constantemente intercambiamos su significado y ontología, realidad por apariencia, apariencia por realidad, verdad por mentira, mentira por verdad; perdiéndonos en una infinitud de significados que no significan.

La ilusión es mayor cuando enganchados con esos imaginarios, estacionamos la conciencia crítica y actuamos dogmáticamente, creemos que poseemos cotos de verdad, y raudos los lanzamos como misiles para destruir a nuestros adversarios.

Pensamos que el mito es capaz de imponerse por sí solo, y que alumbrado por lo evidente podemos captarlo inmediatamente.

Pero no es fácil deshacernos de esos mitos, son carne y hueso, presente y destino, aunque no sea fácil cuando menos tenemos que darnos cuenta de su condición de mitos y estar alerta de sus contradicciones.

Al analizar la gran noticia de que el sistema capitalista salvaje puede dar vestigios de humanidad, de justicia, de preocupación por los marginados y desposeídos en su propio terreno, no necesariamente es una verdad, puede ser que es una respuesta al agotamiento del mito neoliberal, su fracaso para sostener el sistema de dominio y explotación, y que necesita voltear a eso que marginó la voraz economía individualista.

Ante esos aspavientos de cambios, de poses del sistema hegemónico neoliberal, particularmente de esa noticia de políticas sociales pronunciadas por el presidente de los Estados Unidos de Norteamérica en el seno del capitolio, podemos decir que afortunadamente México antes que el poderoso imperio del Norte, tiene un Presidente Progresista que ya hizo suya la igualdad y las libertades, y puso en el centro al pueblo no a la Bolsa de Valores. Y también hay que señalar que muchos retardatarios y apátridas enceguecidos por la ambición de poder intentan calificar de “populista”.

Nuestros prejuicios van adelante que nuestro reconocimiento a nuestros grandes hombres como AMLO, que pese a la carga mediática que engrandece a la Alianza opositora que hace oposición sin proponer absolutamente nada para resolver los problemas estructurales que vive México, y utiliza cualquier acción de gobierno para tergiversar o utilizarla como estrategia política para descalificar el proceso de transición democrática, se ha mantenido incólume en sus ideales de lograr la Cuarta Transformación pacífica de México hacia un régimen democrático verdadero.

Y ahora era la cancelación del megaproyecto corrompido del aeropuerto de Texcoco, después la venta de la absurda adquisición del avión presidencial en un país con pobreza extrema, después el asesinato de la niña Fátima, posteriormente, los muerto y enfermos del coronavirus, y últimamente, el lamentable accidente del metro de la Ciudad de México, y así podemos encontrar inundada las redes y los medios de comunicación de ataques mediáticos al gobierno de AMLO, olvidando que los males mayores fueron encubados en ese pasado ominoso de corrupción neoliberal prianista, quienes los responsable impunes andan a sus anchas como si nunca hubieran cometido ningún ilícito, incluso opinando, como Vicente Fox al opinar del grave accidente del Metro, cómo si tuviera la calidad moral para hacerlo, reza su impresentable Twitter, “los que hicieron esto (el Metro de la ciudad de México), hoy están haciendo una refinería, un tren y un aeropuerto”, usando razonamientos falaces que buscan dañar y desacreditar el gobierno de AMLO, el hecho del lamentable accidente nada tiene de premisas para llegar a su razonamiento y éste sea una verdad.

Estar alerta al engaño es una premisa fundamental para fortalecer la democracia, y ver lo que está detrás de cada hecho político, como en el caso que estoy comentado de las contradicciones del Imperio, porque nuestros complejos coloniales, nuestra decadente clase política opositora a la 4T, hacen que a Biden, por tomar apenas ahora esas medidas sociales (la justica de género, el aumento del salario mínimo, etc.), le llamen Progresista, y AMLO, que antes que él ejecutó las políticas sociales en México, le llaman Populista.

Para constatar esos bulos que la oposición en esa Alianza opositora prianista, traigo a “la opinión de Alejandro Werner del Fondo Monetario Internacional sobre el perfil del modelo del gobierno del presidente López Obrador, que contradice de manera muy clara las opiniones que ha venido manifestando la derecha en México desde hace décadas y que se ha intensificado como discurso incoherente en los últimos 2 años” (3).

“Werner, director del departamento del hemisferio occidental del Fondo Monetario Internacional, dijo que al presidente de México lo han querido encasillar algunos como el “típico populista latinoamericano”, cuando en realidad es un político diferente” (3).

Dice el funcionario, “no entender cómo se le puede calificar de populista a un político que ha sido respetuoso con las restricciones presupuestarias y que ha mostrado su compromiso con la estabilidad fiscal, monetaria y financiera” (3).

“Observó Werner que la posición de México en el aspecto comercial no solamente no se ha cerrado, sino que su economía está altamente integrada a la economía mundial, siendo este uno de los factores que inciden en la revisión al alza del crecimiento esperado para nuestro país de parte de ese organismo” (3).

“Esto nos lleva a reflexionar sobre algunos de los factores principales en el comportamiento de la economía mexicana, donde, por ejemplo, el valor del peso en relación con el dólar es hoy ligeramente mayor al que tenía en diciembre de 2018 y que detuvo la devaluación permanente de nuestra moneda que en los 40 años de neoliberalismo se devaluó en más de 20 mil por ciento” (3).

“Las cifras de inflación anual rondan el 3%, moviéndose dentro de los pronósticos aceptables del Banco de México, a pesar de que el salario mínimo pasó de 88.36 a 141.7 pesos diarios en estos poco más de 2 años de gobierno, lo que significa un aumento de 60.4%, acabándose así con la falacia neoliberal que pronosticaba incrementos descontrolados en la inflación si se aumentaba el salario mínimo” (3).

“Por primera vez en la historia moderna de México, para 2021 la deuda pública no sólo no aumentará, sino que disminuirá. Actualmente es equivalente al 53% del Producto Interno Bruto, para que a finales del año sea de 51%. Hay que recordar que la deuda pública creció 4,400% en el período neoliberal, llevándola de una cantidad equivalente al 3% del PIB hasta un 53% al final del sexenio de Peña Nieto” (3).

“A pesar de lo anterior, y con base en el incremento de la recaudación de impuestos, no en la contratación de deuda, se continuarán desarrollando los grandes proyectos de infraestructura como el Aeropuerto de Santa Lucía, que será terminado en marzo de 2022, el tren Maya, la Refinería de Dos Bocas, la remodelación de las 6 refinerías existentes, el tren interoceánico que conectará los puertos de Salina Cruz en Oaxaca y de Coatzacoalcos en Veracruz y el tren México-Toluca” (3).

“Todo esto sin considerar los más de 500 mil millones de pesos anuales que se destinan a programas sociales que impulsan el consumo en la reactivación de la economía y otros mecanismos de inversión pública para detonar la actividad económica, como el programa Sembrando Vida, los precios de garantía, el apoyo financiero que están recibiendo PEMEX y la CFE” (3).

“Sin entrar en más detalles de otros programas muy exitosos como la construcción de 120 hospitales y 140 universidades, la dotación del servicio de Internet para todo el territorio nacional y la instalación de más de 2 mil sucursales del Banco del Bienestar, por ejemplo, el trabajo de la transformación de México es una realidad que le está pasando por encima a quienes viven poniendo su atención en nimiedades y descalificaciones absurdas” (3).

Con esto, si hay que llamar Populista a quien gobierna de esta forma, pues llamémosle Populista a Andrés Manuel López Obrador.

(1).- https://fb.watch/5iq_vf7kig/
(2).- https://versiones.com.mx/2021/05/03/cronicas-ausentes-pre-juicios-de-la-democracia/
(3).- https://sinlineamx.com/amlo-en-la-percepcion-del-fmi/