Cinco niñas migrantes fueron halladas en condiciones deplorables por una familia de granjeros en Texas. Las menores habían sido abandonadas cerca del río Bravo, sin comida ni agua, cuando la temperatura alcanzaba los 38 grados.
Jimmy Hobbs narró a medios locales que se topó con las niñas a la intemperie el domingo pasado. Al momento de hallarlas estaban llorando y tenían mucha hambre, “incluso parecía que una ya estaba muerta”.
Originarias de Guatemala y Honduras, la más grande tiene 7 años y la más pequeña es un bebé de apenas 11 meses.
El señor Hobbs les dio agua y las resguardó bajo la sombra de su vehículo en lo que contactaba a agentes de la Patrulla Fronteriza.
Su terreno se encuentra en el pequeño pueblo de Quemado. Al otro lado del río está Coahuila, 20 kilómetros al norte de Piedras Negras.
“Si esto no te enoja y no te da ganas de salir a protestar a la calle, no sé qué lo hará. No tienen madre, ni padre, ni nada”, dijo Katie Hobbs en una entrevista con el congresista de Texas, Tony Gonzales.
La esposa del señor Hobbs alerta que esta situación “tiene que parar ya”, porque las temperaturas van a seguir subiendo y la crisis humanitaria en la frontera está fuera de control.
Las niñas recibieron atención médica y fueron trasladadas a un centro migratorio, sumándose a los 21 mil menores de edad que hoy se encuentran bajo la custodia del gobierno de Estados Unidos.
Esta cifra está distribuida entre 200 albergues administrados por el Departamento de Seguridad Nacional, repartidos a lo largo de dos docenas de estados.
¿Dónde están los padres?
Algunas de las cinco niñas ya fueron identificadas. Un par de meses antes de terminar en Texas, Ashlei, de cinco años, y Valeria, de 11 meses, fueron secuestradas y torturadas en México junto con su madre, Daisy, de 22 años.
Para ser liberadas, su familia tuvo que pagar un rescate de 3 mil dólares en marzo. “Los encerraron en un cuarto sin ropa y les daban de latigazos. Eso me decía mi hermana, era horrible, me decía”, dijo Yolanda, tía de las niñas rescatadas, a Univisión.
Yolanda dice que desconoce el paradero de su hermana y del padre de las niñas. Daisy es de Guatemala, pero tuvieron que huir de este país cuando el hermano del padre, perteneciente a un grupo delictivo, fue asesinado.
El padre, identificado como Ashley, tiene otra hermana de nombre Janet, y ella es la madre de las otras dos niñas rescatadas, Nashley (de 8 años) y Cristal (de 4 años). También se desconoce su paradero.
“Me ha caído como un balde de agua fría, yo no estaba de acuerdo, yo no sé quién les ayudó, yo no sé qué estaba pasando”, dijo Miriam, madre de Ashley y Janet. “Por favor, se los pido, que me la traigan, yo no quiero caer al hospital”.
Nada se sabe de la identidad de la quinta niña, salvo que es hondureña.