Un juez federal estadounidense condenó a tres años de prisión al farmacéutico Steven Brandenburg, del estado de Wisconsin, por tratar intencionadamente de estropear cientos de vacunas contra la COVID-19, informan medios locales.
El caso protagonizado por este profesional causó conmoción a comienzos de año en el inicio del programa de vacunación contra la COVID y cuando EE.UU estaba registrando un elevado número de infecciones y muertes por la pandemia.
Brandenburg, farmacéutico que ejercía en la ciudad de Grafton, retiró cientos de dosis de la vacuna Moderna de los refrigeradores del centro médico en el que trabajaba con la intención de arruinar su efectividad, según su propia declaración de culpabilidad que firmó en enero, cuando se descubrió el suceso.
El acusado, de 46 años, fue sentenciado el martes a 36 meses de prisión seguidos de tres años de libertad condicional. También se le ordenó pagar aproximadamente unos 83 mil 800 dólares de indemnización al hospital afectado, del grupo Advocate Aurora Health.
Brandenburg llegó a reconocer que es un escéptico de las vacunas, de acuerdo con su declaración de culpabilidad y así se lo había comunicado de forma recurrente a sus compañeros de trabajo durante los dos últimos años.
Además, tenía dudas específicamente sobre la vacuna fabricada por la farmacéutica Moderna.
El profesional trabajaba de noche y durante una serie de turnos dejó las vacunas durante horas a temperatura ambiente antes de devolverlas a la refrigeración para usarlas en el hospital al día siguiente.
Cincuenta y siete pacientes recibieron inyecciones de la vacuna que Brandenburg intentó sabotear, antes de que los funcionarios descubrieran sus acciones e intervinieran.
Los empleados de Aurora Medical dijeron durante el proceso que se creía que esas dosis de la vacuna eran completamente efectivas, a pesar de que no estaban refrigeradas de acuerdo con los procedimientos habituales.
Con información de EFE