En Corto… Sin Cortes LOS NUEVOS OPERADORES

EN CORTO… SIN CORTES

LOS NUEVOS OPERADORES

José Ortiz Medina

En el periodo jurásico de la era mesozoica, los dinosaurios priistas dominaban esta parte del planeta.

Plácidamente, estos especímenes pastaban en las praderas.

Eran los tiempos de la plenitud del pinche poder.

Eran los tiempos del carro completo.

Eran los héroes de la película, papá.

Pero todo eso se extinguió.

Todo se derrumbó, como dice la canción de Emmanuel.

¿Las causas de su extinción? Variopintas: incontables casos de corrupción, alejamiento de sus bases, soberbia, valemadrismo, o lo que usted le quiera agregar estimado lector.

Luego salieron en escena unos gnomos azules, mañosos y perversos, que también con el tiempo se desgastaron. Al igual que los priistas, incurrieron en los mismos vicios. Debut y despedida.

Hubo un tiempo también que surgieron los amarillos de una incipiente izquierda, que tuvieron su auge y su presencia y fuerza focalizada en el centro de la República y en otros territorios aislados. Pero las guerras intestinas de numerosas tribus dio al traste con esa fuerza política. De las más importantes escisiones de los amarillos, surgieron los morenos, con el cabecita de algodón como su gran Tlatoani, gurú y guía.

Y ahora los morenos son la nueva clase política. Hay entre ellos un entreveramiento generacional muy interesante, porque aunque los hay cincuentones o cuarentones, hay jóvenes treintañeros y veinteañeros.

También hay una mezcla interesante en cuanto a su pasado partidista: aunque en más del 50% son ex amarillos, hay otra importante porción de ex rojos, poquísimos ex azules, y chavos y chavas que ésta es su primera oportunidad en la política.

Los morenos tuvieron su debut en las contiendas electorales hace como 6 años, pero a una velocidad vertiginosa han aprendido demasiado de la operación electoral. Con respecto de los dinos, los pitufos y los “perdedistas”, estos morenos están corregidos y aumentados. Están remasterizados. Recargados.

Un dirigente de un partido nuevo en Veracruz confió a este columnista: “estoy intrigado, quisiera saber quién los entrenó… la verdad, estos morenos están muy cabrones”.

Y es que rojos, azules, amarillos, naranjas, y anexas, después de las pasadas elecciones del 6 de junio -como el trillado chiste- después de haber sido salvajemente atropellados en las urnas, alguien sólo atinó a preguntar: “¿alguien anotó las placas?”.

Así, luego de los resultados favorables en el estado de Veracruz, es innegable que hay nuevos operadores en Veracruz que han demostrado su eficacia, todos comandados, claro está, por el primer morenista del estado.

Hubo quienes pretendieron colgarse medallitas, pero a tiempo se dejó en claro que el UNO fue la piedra angular y principal articulador de esta proeza. Bien dicen que las derrotas son huérfanas y a las victorias les salen muchos padres.

Y vistas así las cosas, sin el afán de exagerar, no habrá quien pare a los morenos rumbo al 2024. Traen la maquinaria muy bien aceitada. Traen la estrategia muy hecha.

Pero además, con una mega estructura: más de cien alcaldías y casi todos los distritos electorales locales y federales ganados.

Aunque tampoco se pueden confiar. Será necesario seguir manteniendo la unidad. Cohesionados serán invencibles. Disgregados, serán presa fácil de manadas de lobos que aunque malheridos, pueden dar el último zarpazo si los morenos se descuidan.

Hay altos porcentajes de probabilidad para que los morenos retengan y conserven la gubernatura.

En ese sentido, por las altas probabilidades de triunfar en 2024, es que la caballada está gorda. Gordísima. Está choncha, robusta. ¿Nombres? En su momento los mencionaremos.

Y sólo uno o una, llegará a la recta final de la selección interna, pero una vez definida la candidatura, la elección constitucional casi será pan comido, miel sobre hojuelas. Como un día de campo.

¿Qué todavía falta mucho tiempo para futurear en torno a triunfos? Pues tal vez sí. O tal vez no.

Pero si siguen los morenos así, unidos, en 2024 serán invencibles.

Si los morenos siguen así, cohesionados, ni los dinos y tampoco los pitufos, les podrán arrebatar el poder. El Dios Cronos, dentro de 36 meses, nos dará la razón.

Como en el Juego de Tronos, la clave estará en vencer o sucumbir. No habrá de otra: o quedar sepultados en el cementerio de los perdedores, o colocarse la guirnalda de la victoria.

Dentro de 3 años se jugará el todo por el todo. Será una lucha sin cuartel. Una pelea cuerpo a cuerpo, en la que sólo los mejores gladiadores sobrevivirán.

Será la Madre de Todas las Batallas.