Por José Ortiz Medina
El 23 de marzo de 2018 le dio el primer derrame cerebral a Fidel Herrera Beltrán. ¿Las causas? Diversas. Pero acaso habría una que no deberíamos dejar de lado.
Fiel a su estilo, el entonces gobernador Miguel Ángel Yunes Linares emprendió un encarnizado terrorismo psicológico contra Herrera Beltrán, su acérrimo enemigo.
Es un odio acendrado de vieja data. Tan añejo el rencor que con el tiempo se fue diluyendo en la mente de los analistas políticos el verdadero origen.
Se especula mucho sobre el verdadero motivo de ese rencor vivo –Rulfo dixit-, pero los más sesudos observadores coinciden en una probable causa: el pleito por una mujer.
Así, aseguran que en una ocasión, la Nauyaca le voló una fémina al Can. Pero no sólo fue eso. Sino que el cuenqueño tuvo el descaro de robarle la tarjeta de crédito al Turco para obsequiarle a la chica un abrigo de Mink… y luego mandar el voucher a la esposa de éste.
Pero más allá de esa anécdota, la cual no sabemos qué grado de veracidad tenga, lo cierto es que Fidel fue quien presentó a Yunes con Patricio Chirinos Calero, entonces titular de la Sedue con Carlos Salinas, y a la postre gobernador de Veracruz.
Una vez instalado como poderosísimo Secretario de Gobierno, Yunes se encargó de distanciar a Chirinos de Fidel.
Yunes intentó ser gobernador pero tuvo su “Waterloo” en aquel aciago 19 de octubre de 1997, cuando la desastrosa campaña publicitaria “Va derecho”, dejó como saldo 107 alcaldías perdidas para el Revolucionario Institucional, cifra récord de derrotas de ayuntamientos para el partido tricolor, hasta esa fecha.
El lunes 20 de octubre de ese mismo año, en el salón de Ex Presidentes del CDE del PRI, a las 11:30 horas, un Yunes con el rostro descompuesto, casi desfigurado por la ira, acusó a los “traidores” de esa debacle: Fidel Herrera Beltrán, Carlos Rodríguez Velasco y Gonzalo Morgado Huesca.
Al año siguiente, desde el Altiplano, el gran dedo elector, decidió que el candidato a la gubernatura fuese Miguel Alemán Velasco, dejando no sólo en el camino las aspiraciones de Yunes sino también las de Gustavo Carvajal Moreno.
Fidel Herrera, se alió con Alemán Velasco. Producto de esa alianza fue el nombramiento de Nohemí Quirasco Hernández como Secretaria de Gobierno. “Doña Chanclas”, gris e intrascendente, fue incondicional a Tío Fide. Varios fidelistas se incrustaron en la nómina de Mimí, entre ellos Alfredo Gándara Andrade, quien más tarde fue Coordinador de Comunicación Social con FHB. Dicho sea de paso, al pozarricense ya lo habían dejado fuera de la lista del gabinete, pero fue Rosa Borunda la que se impuso para rescatarlo.
Pero volviendo a Yunes, fue precisamente en el inicio del alemanismo cuando decidió irse al PAN. Perdió en 2010 la elección a gobernador ante Javier Duarte, discípulo de Fidel. En 2016 es gobernador sólo por dos años, lo que analistas de la CDMX motejaron como la “manzana envenenada”. Y así fue: un bienio no fue suficiente para sacar al estado de la banca rota y en 2018 su vástago, Miguel Ángel Yunes Márquez, fue derrotado por el morenista Cuitláhuac García Jiménez.
Y siendo mini-Gobernador, Yunes mandó mil y un mensajes a Fidel: te veré en Pacho, le habría dicho.
Un día sí, y el otro también, agentes ministeriales se volvieron la sombra de Fidel. Fuera donde fuera, al restaurante, al teatro, al cine, siempre estaban los policías vestidos de civil a pocos metros del ex Gobernador.
También había llamadas “anónimas”, mensajes al celular, correos de cuentas fantasma, casi siempre con la misma amenaza: te veremos en Pacho, eres un ladrón, un ratero, igual que Javier Duarte…. Fuiste cómplice de Duarte….
Y asimismo, hubo notificaciones de jueces en la residencia de Las Lomas, de la CDMX.
La lumbre estaba cerca. Yunes era capaz de eso y más.
Fue entonces que Fidel mandó llamar a varios de sus colaboradores a Las Lomas.
Y con un equipo de prestigiados abogados, Fidel pedía a sus ex colaboradores –con expedientes en mano- que explicaran a su defensa legal, si habían dejado huellas en los cochupos.
En la pasarela de ex servidores públicos se ventiló de todo: asignaciones de obras, de prestación de servicios, de adquisiciones millonarias, “donaciones” de decenas o cientos de hectáreas de terrenos que habían sido patrimonio del estado pero que pasaron a manos de los “aliados”. Uno de los que más preocupó a Herrera fue un inmueble que casi le regalaron al ex suegro de Duarte, en Coatzacoalcos. Y tal vez “cuadraron” bien la transa, pero de que se “cargaron”, y bastante bien, de eso ni duda cabe. Eso ha permitido vivir holgadamente a todos los ex piratas que desde el poder se repartieron ese y otros tantos botines. La hediondez de esa corrupción supera la pestilencia de sus traseros. Y ahora se dan baños de pureza y se creen adalides de su “veldad” (diría Niurca). Esos filibusteros quedaron tan millonarios gracias a la fidelidad, que algunos esconden sus riquezas por temor a ser secuestrados.
Pero todo eso fue desgastando a Fidel, minando su salud. Y un mal día, iniciando la primavera de hace tres años, el legendario político colapsó, y sobrevino el infarto cerebral. Y dos años después, sufrió otro accidente cerebro vascular.
Fidel no está bien. No camina. A veces apenas puede medio hablar. Le esconden el celular para que no se agobie más y no empeore su salud.
A sus cercanos les preocupa que se sepa el estado real de la salud de Fidel.
Y es que su nombre todavía muchos lo siguen usando, para obtener canonjías, para obtener favores.
Medran con su nombre, incluso en el pasado proceso electoral. Y aunque Fidel jamás se comunicó de manera directa con actores políticos, dijeron que el cuenqueño había pedido tal o cual cosa. Y el ex mandatario ni por enterado.
Pero seguirán diciendo que Fidel está bien y a toda madre. Eso le conviene a muchos y a muchas.