Carabela portuguesa, el animal venenoso que amenaza playas

No es una medusa, aunque muchos la confunden con esa especie; es venenosa y su picadura puede ser mortal para personas vulnerables. Se trata de la carabela portuguesa.

El nombre de esta especie volvió a ser noticia luego de que se registrara su presencia en playas de Reino Unido.

De acuerdo con medios locales, esta semana se vio a estos organismos en las localidades de Sennen y Portheras, en Inglaterra.

Las autoridades advierten a los vacacionistas que no deben tocar a este animal, ya que pueden causar graves efectos en los humanos.

El veneno de la carabela portuguesa, cuyo nombre científico es Physalia physalis, provoca consecuencias neurotóxicas, citotóxicas y cardiotóxicas.

¿Qué es la carabela portuguesa?

En realidad su presencia en las playas no es muy frecuente, pero en los últimos años se ha reportado su aparición principalmente en el mediterráneo.

Aunque puede llegar a confundirse con una medusa, en realidad se trata de un conglomerado de organismos que se unen en uno solo con el afán de sobrevivir.

Una vez unidos, crean un organismo de aspecto gelatinoso que, cuando está en el mar, parece una especie de embarcación o submarino que se asoma a la superficie.

Tiene tentáculos cargados de veneno que pueden alcanzar una longitud de hasta 50 metros, por lo que no se recomienda acercársele.

Cuando se siente amenazada, es capaz de convertir esas extremidades en armas que paralizan a sus depredadores y le dan tiempo de huir.

¿Qué tan peligrosa es su picadura?

El riesgo que sufren las personas que sufren una picadura de este organismo dependerá de la cantidad de veneno que reciben.

Hay reacciones leves, como escozor y picor, pero también puede causar dolores muy fuertes.

En caso más graves, la reacción generada puede ser vómito, fiebre y dolores más fuertes en el cuerpo.

En niños o personas adultas con problemas de salud, la picadura de este animal puede ser mortal.

Además, su veneno sigue activo aún cuando muere, por lo que las autoridades insisten en nunca tocar a la carabela portuguesa y reportar su presencia cuando la lleguen a encontrar en las playas.