Pablo Jair Ortega
El 2 de noviembre de 2016, un protagónico llamado Ricardo Monreal Ávila llegó a la locación de la película “Roma” (del reconocido director mexicano Alfonso Cuarón) para detener la filmación. El pretexto era que no tenían permiso.
Ahí frente a las cámaras, el hoy senador llegó con toda la prepotencia para quitar equipos y arremeter contra el personal de la película: “Yo soy el delegado, no hay ningún permiso, quítenme todo alrededor”.
Monreal era jefe de la Delegación Cuauhtémoc de la Ciudad de México; hoy se conocen como alcaldías.
De ahí surgieron denuncias porque personal de la Delegación golpeó a los trabajadores del cineasta y hasta se robaron equipo. Dos días después, a regañadientes, Monreal admitió la culpa de sus acciones en una tarjeta informativa enviada a medios: “Si en el ejercicio de la función pública se cometen errores, lo correcto es asumirlos. Para Alfonso Cuarón nuestra admiración y respeto. El jefe delegacional (Ricardo Monreal) ofrece una disculpa por los excesos cometidos”.
“Roma” se convertiría en una de las películas mexicanas más exitosas de todos los tiempos, que estuvo a punto de ser cancelada por los arrebatos y protagonismos del zacatecano.
Lo anterior describe en el fondo como actúa un personaje de la calaña de Monreal en el ejercicio del poder en función de Ejecutivo. Un tipo que pierde la cabeza y arremete simplemente por ser jefe.
Extrañamente, a Monreal (como el caso de Lily Téllez y Porfirio Muñoz Ledo) le dieron una posición privilegiada en Morena cuya única labor ha sido la de fastidiar todos los días al régimen que le dio cargo e influencia. Lo peor: se visten, se venden, se presentan como “demócratas” y “críticos”, y no falta quien les crea.
El pasado mes de mayo, Ricardo Monreal –en un evento organizado por el senador suplente Ernesto Pérez Astorga– llegó a la Universidad de Xalapa para dar una conferencia “magistral”, y desde ahí comenzaron sus ataques arropado por personajes veracruzanos (algunos que también comen de la misma mano).
En ese entonces, los reporteros le preguntaban sobre la decisión de los tribunales para tumbar al panista Miguel Ángel Yunes Linares de la candidatura a la alcaldía del puerto de Veracruz. El legislador no perdió oportunidad para –a su acostumbrada postura protagónica– descalificar la acción penal: “No estoy de acuerdo que se ejerza persecución judicial con fines políticos”, dijo.
“Nosotros no podemos revivir los viejos estilos del PRI y del PAN, no votaron por eso para nosotros, nosotros tenemos que respetar a la gente”, subrayó.
Al paso de los meses, Monreal tomó una postura crítica hacia Veracruz con la intención de desviar la atención sobre lo que pasaba en su estado natal: Zacatecas, que se ha convertido en una de los peores entidades de la república por una violencia desenfrenada de ejecutados y enfrentamientos.
Ahora se sabe también (al menos eso circula en los pasillos del Senado) que atrás de los ataques de Monreal está también Dante Delgado Rannauro, el exgobernador veracruzano dueño del partido Movimiento Ciudadano, partido con el cual ha estado coqueteando públicamente el senador Monreal en recientes meses.
Este miércoles la noticia que sí cimbró al país (aprende de la 4T, Yunes) es que fue detenido Jose Manuel “N”, exdiputado de Movimiento Ciudadano y exalcalde de Tecolutla, por su presunta participación en el asesinato de un candidato a la alcaldía de ese lugar, llamado Remigio Tovar Tovar, apodado “René”.
Lo anterior fue obviamente un golpe muy duro a la pareja Monreal/Dante porque José Manuel “N” es actualmente secretario técnico de la Junta de Coordinación Política del Senado —donde trabaja Monreal—, además de ser un personaje muy cercano al exreo Dante Delgado.
Lo anterior también develó el gen priísta de Dante y Monreal: el de los grupos de poder que buscan liberar a presuntos delincuentes haciéndolos pasar por “presos políticos víctimas de revanchas”, algo que fomentó la impunidad y el influyentismo en los decadentes regímenes priístas de la rancia vieja guardia.
Y es que tanto Dante como Monreal sólo salieron a declarar posturas muy incendiarias, que al paso de los días se irán diluyendo por haber temas de mayor relevancia nacional que la detención de un presunto asesino intelectual.
Sí, se oyen rimbombantes y muy escandalosas las acusaciones… pero sólo es eso: ruido.
El golpe asestado por la Fiscalía en realidad retumbó al país: tanto Monreal como Dante y sus chichifos respondieron con campaña en medios condenando la detención de José Manuel “N”, sin detenerse tantito pensar sobre la seria acusación que pesa sobre el exdiputado: homicidio.
Se entiende que la reacción de Dante y Monreal haya sido en el sentido de que son amigos y puedan meter las manos por Jose Manuel “N”, pero en lugar de tener criterio jurídico se dejaron llevar por un arrebato político… ¿Y si es culpable? ¿Y si la Fiscalía demuestra que José Manuel “N” sí es partícipe de un homicidio? ¿Pedirán disculpas como lo hizo Monreal con “Roma” o seguirán con la misma cantaleta?
Hay que decirlo: la detención fue estratégica y calculada: seguramente lo sabían de antemano en Palacio Nacional.
Ahora se entiende porqué el gobernador Cuitláhuac hablaba de que Monreal defendía a delincuentes; y no, no eran precisamente Rogelio “N” y demás detenidos en Veracruz por los que según aboga el zacatecano.
Por donde se le vea (y más viendo las reacciones fúricas que dan risa por su espectáculo azotado): la detención de Del Río Virgen fue una patada en los testículos del matrimonio Monreal/Dante.
Y de lloriqueos no van a pasar.