Pablo Jair Ortega
Lo que son las deslealtades, la traición y la ingratitud extrema: en pleno Día de Reyes, fueron asaltados en su propia casa el matrimonio de adultos mayores formado por Gina Beristain y Enrique Rechy.
Los delincuentes mataron a golpes a la señora y dejaron muy malherido a su esposo, quien convalece en el Hospital Ángeles.
El caso fue muy sonado en Xalapa porque dicho matrimonio pertenece a la alta sociedad xalapeña, además de que Enrique Rechy ha sido funcionario de gobierno. Por lo anterior, el caso causó la indignación por la manera tan violenta en que se dieron los sucesos, pero además hubo extrañeza porque ocurrió en un fraccionamiento que cuenta con seguridad privada y hay control del acceso.
De hecho, los dueños del fraccionamiento (llamado “El Porvenir”, ubicado por el Registro Civil de Xalapa) son precisamente los Rechy Beristain, quienes lotificaron el terreno, vendieron y aparte construyeron su residencia en este lugar.
Ahora se sabe que fue la trabajadora de su empresa, de muchos años de laborar y en teoría “de todas las confianzas”, la que participó en los sangrientos hechos: ella tenía el acceso, conocía los horarios, las posesiones, etc.
Leticia Beatriz “N” dijo que todo era una venganza por malos tratos. Su cómplice fue Mauricio “N”, su expareja, quien es trailero.
En la indagación se logró saber que nunca hubo malos tratos, aunque tampoco esto es motivo para robarles y asesinarlos, menos por una persona a la que le brindaron la confianza para ingresar al hogar.
El caso también fue usado políticamente por los detractores de la llamada Cuarta Transformación, que usaron a los muertos como bandera para hacer ruido mediático con la cantaleta de la “inseguridad”.
Ahora se sabe que, desgraciadamente, todo se trató de una trabajadora desleal con sus patrones.
Bien, por la Fiscal General del Estado, Verónica Hernández Giadáns. Otro diez que se anota.