La izquierdista Xiomara Castro se convirtió este jueves en la primera mujer Presidenta de Honduras al tomar juramento para gobernar un país golpeado por la pobreza, la migración, el narcotráfico y la corrupción, mientras intenta apagar una crisis en el Parlamento que amenazó su liderazgo.
Castro, de 62 años y esposa del derrocado ex Presidente Manuel Zelaya, puso fin a una supremacía de derecha con una coalición liderada por su partido, Libertad y Refundación (Libre).
Prestó juramento en el Estadio Nacional, con capacidad para 29 mil personas, con la Vicepresidenta de Estados Unidos, Kamala Harris, y el Rey de España, Felipe VI, como invitados estelares. También asistió, por parte de México, el Canciller Marcelo Ebrard.
Vistiendo un traje sastre guinda, Castro participó en una ceremonia religiosa en la basílica de Nuestra Señora de Suyapa. Luego, junto a su esposo, ambos de sombrero, abordaron un vehículo descapotado y emprendieron camino al estadio, en medio del saludo de los ciudadanos.
«Hay un pueblo que está feliz, celebrando la instalación de una nueva democracia en Honduras», dijo Castro este jueves.
Para desarrollar su plan, Castro necesita del apoyo del Parlamento, donde no tiene mayoría. Peor aún, dos facciones rivales de Libre decidieron elegir cada una a su propio presidente del Congreso, generando una crisis.
El diputado rebelde Jorge Cálix, respaldado por los opositores de derecha, Partido Nacional y Partido Liberal, se proclamó jefe del Legislativo, con el apoyo de más de 70 de los 128 miembros del Congreso, incluida una veintena de disidentes de Libre.
Pero Luis Redondo, quien cuenta con el apoyo de Castro, consiguió su elección con 40 legisladores titulares -30 de ellos de Libre- y un número similar de suplentes. Ya fue invitado a presidir la ceremonia de toma de mando.
Cálix se rebeló ante un acuerdo de Libre con sus aliados del Partido Salvador de Honduras (PSH), que integra Redondo, para que presida el Congreso.
Durante la campaña, el líder de PSH, Salvador Nasralla, depuso su candidatura presidencial y se integró como vicepresidente de Xiomara, ayudándola a ganar.
Para apagar la crisis, Castro ofreció a Cálix el puesto de Coordinador de Gabinete en el Gobierno. Él aún no aceptó.






