Violinista orizabeño huyó de Ucrania hacia Rumania

A sus 28 años de edad, el violinista orizabeño Juan Pablo Elizalde Algalan está viviendo la invasión de un país que se ha convertido en el suyo: Ucrania, luego de vivir seis años ahí, realizando estudios de música y casandose.

Detalló que nadie esperaba la movilización. Él y su esposa ucraniana, Malika Shumska, huyeron de su departamento en Kiev durante las primeras horas del jueves 24 de febrero, cuando se registraron los bombardeos.

“Fue muy feo, estuvimos ahí un rato, empacamos, la familia de mi esposa nos recogió, tienen auto nosotros no y fuimos a la casa de su familia a estar todos reunidos y ver cuál era el plan de acción”, recordó.

Tuvieron que tomar una difícil decisión: seguir solos hacia un lugar más seguro o quedarse en la casa familiar.

“Cuando ya teníamos que decidir mi abuela dijo que no se va, mi abuelo dijo que no se van a ningún lado y mi mamá dijo que tampoco”, mencionó Malika Shumska, ciudadana de Ucrania.

La pareja fue trasladada en autobús a las montañas, a 180 kilómetros de la frontera con Rumania.

“Nos paramos pocas veces, Dios mío las cajeras en las gasolineras estaban trabajando 24 por siete, mis respetos para ellos porque la gente necesitaba gasolina. Había un montón de gasolineras cerradas, entonces en esas pocas que estaban abiertas había un montón de coches”, explicó Malika.

“Yo estando ahí, en el autobús viendo todo lo que está pasando, viendo lo que está viviendo mi familia, viendo que están destruyendo mi casa, destruyendo lo que yo estaba planeando hacer, lo que yo quería hacer de mi vida ahí lo está destruyendo y diciendo que ahora yo soy libre para elegir lo que yo quiera, es un absurdo”, agregó la ciudadana de Ucrania.

Juan Pablo aseguró que la embajada de México en Ucrania ha realizado lo mejor por los paisanos, sin embargo, dijo no haber sentido el mismo apoyo de nuestra representación en Rumania, cuando solicitó información sobre el apoyo que necesitaría en caso de cruzar la frontera.

“Me preguntaron si tenía alojamiento, les dije que no, me mandaron un link de un hotel y me decían que costaba 60 euros la noche. Yo gracias a Dios lo puedo pagar, pero hay otros mexicanos que no lo pueden pagar y si lo noté la verdad”, señaló Juan Pablo Elizalde.

El veracruzano afirmó que esta operación militar especial “no es una liberación como dice Putin, como dice el gobierno ruso hacia el gobierno ucraniano”, negando también que haya sido el gobierno ucraniano el que iniciara el conflicto y que Rusia sólo haya respondido.
Juan Pablo recordó que tenía un empleo, sin embargo, a causa de este conflicto, lo ha perdido.

“El 24 de febrero nos levantamos con explosiones en la capital Kiev, estábamos muy nerviosos, tomamos las cosas y nos fuimos a casa de mi esposa, después tomamos la decisión de salir de la capital. Estábamos muy tristes, preocupados, con miedo y ahora estamos enojados”

“Yo amo a Ucrania, amo a su gente, y su cultura, que claro presenta lazos con la cultura de la actual Rusia. También quiero mencionar que mi esposa y yo estamos bien. Estamos a cientos de kilómetros lejos de la capital, pero la familia de mi esposa se encuentra en la Kyiv, por ahora están bien”, expresó Juan Pablo Elizalde Algalan.

SUS PADRES, EN ORIZABA, LE CONTRATARON MAESTROS UCRANIANOS

Oriundo de Orizaba, Veracruz, Juan Pablo Elizalde Algalan, de 25 años, es el menor de tres hijos, su mamá es ama de casa y su padre que le da fuerzas desde el cielo.

“Yo empecé a estudiar violín cuando tenía ocho años, vi a mi hermana tocando y yo dije que quería tocar el mismo instrumento, a la siguiente semana ya estaba en las clases, pues mis padres siempre nos apoyaron en todo lo que queríamos emprender”, relata.

Comenzaba a tocar las siete de la mañana, sus padres habían encontrado a unos profesores de Ucrania que lo preparaban para convertirlo en violinista, su maestro, el director de la academia Beethoven y director de la Orquesta de Orizaba le ofreció después de analizar su talento, a los 13 años, una beca para estudiar en Kiev, propuesta que rechazó.

“No quería ser un violinista pobre, todos los músicos los son, en mi adolescencia me gustaba el dinero, vendía cacahuates en los parques, les vendía besos a mis tías. Nunca se lo dije a mis padres, pero rechacé la beca porque no teníamos suficiente dinero para que yo me fuera, preferí quedarme y ayudarles, hacer una carrera que me permitiera tener un auto, relojes caros, y los músicos no tenían eso. Abandoné mi sueño a los 19 años”.

Sepulta su sueño. Finalmente, el fallecimiento de su padre terminó por convencerle: “Yo no quiero ser un pobre violinista”. Fue entonces cuando comenzó a estudiar la licenciatura en Administración.

“Pase por momentos muy duros mientras estudiaba, la depresión me hizo pesar 100 kilos, me aislé de las personas, sepulté junto con mi padre la idea de ser violinista, tuve ganas de suicidarme, me encerraba en mi cuarto, las novias que tenía no me hacían sentir enamorado, había perdido la pasión. Lo que me rescató fue buscar clases de salsa. La música ya la tenía en las venas, pero ya no quería volver a tocar mi violín”.

Un día, tocó fondo, se había convertido en un hombre infeliz y sin pasión. Decidió pedirle “perdón” a su violín, le quitó el polvo y buscó a sus maestros, aquellos a quienes 10 años antes le habían ofrecido una beca, les platicó por lo que estaba pasando, él quería seguir tocando y convertirse en el mejor violinista de México.

Sus profesores le dijeron que él tenía el talento, que lo intentara y lo ayudarían para entrar y postular en conservatorio de música de Kiev.

Lo difícil era conseguir 3 mil dólares en cinco meses para financiar el vuelo y pagos básicos de su estancia por un año. ¿Cómo le hace un chico de 23 años en México siendo estudiante, sin trabajo, sin el apoyo económico de sus padres para conseguir esa cantidad de dinero y salir al extranjero?, se preguntaba Juan.

“Existe mucha gente empresaria, amante de la música que ayuda sin esperar nada a cambio, hubo gente que me dijo: ‘Tú naciste para tocar el violín’ y creyó en mí. Toqué muchas puertas, pedí ayuda por todos lados, amigos de mi padre cooperaron, mi familia también lo hizo”.

Con dos años en Europa, estudiando licenciatura en Violín en uno de los conservatorios de música más importantes del mundo y aún con tres años más por recorrer en Ucrania para finalizar su carrera, Juan Pablo hace veranos tocando en las calles. No hace mucho estuvo en París.

“Las dificultades que pasa un mexicano al llegar extranjero son muchas, tenemos las barreras del idioma, la cultura, el dinero, el empleo, la visas, pero cuando se tiene un sueño no puedes detenerte, todo vale la pena. Por mi violín dejé a mi familia, a mis amigos, hoy sé que quiero tocar en una orquesta europea porque tengo el talento”.

Comentó que en un día bueno, un músico en las calles de París puede ganar en cuatro horas hasta 300 euros, en un día malo, 17. El joven desea abrir un estudio de música en Europa ayudar a su familia.

¿Un consejo de nuestro músico inspirado en Maksim Vengérov?, se le pide al joven: “Que no escuche a la gente que le dice que no puede, salgan, no se queden en casa, conozcan, no tengan miedo. Inspírense de gente, aprendan idiomas. Luchen, no importa la edad, las clases sociales. Sigan sus sueños”.

(Veracruz; Agencias / El Liberal)