Mauro Loyo ganaba mucho dinero en su consultorio como neurólogo, pero percibía muchísimo más gracias a las patentes de instrumental médico que logró patentar.
Así que cuando Miguel Alemán Velazco lo invitó a colaborar como secretario de Salud, Mauro le dijo que no.
En otra ocasión, Alemán le volvió a insistir, y la respuesta del prestigiado galeno fue nuevamente en sentido negativo.
Pero don Miguel no se dio por vencido, y usó el siguiente argumento:
“Doctor, ¿se acuerda que hace algunos años yo le pregunté que si iría a servir a Veracruz, y usted me respondió que sí, porque textual usted me dijo: ´sí, porque ahí nací, ahí estudié´”.
Así que, una semana antes de que Miguel Alemán tomara posesión de la gubernatura, Mauro Loyo le dijo que sí. (José Ortiz; En Corto… Sin Cortes).