Cárteles mexicanos intercambian armas por coca y alimentan la violencia en Colombia

Los cárteles mexicanos de la droga parecen estar enviando armas de alto poder a Colombia para pagar los cargamentos de cocaína, un comercio que, según las autoridades del país sudamericano, está alimentando la lucha mortal entre grupos rivales locales por el control del narcotráfico y de sus rutas.

Una docena de funcionarios policiales colombianos que participan en la primera línea de la lucha contra el narcotráfico y los grupos armados ilegales implicados en el tráfico de cocaína declararon a Reuters que ametralladoras, fusiles de asalto y pistolas semiautomáticas están llegando al país sudamericano.

Entre las armas que aparecen en los arsenales confiscados a los traficantes se encuentra la pistola FN Five-seveN de fabricación belga, denominada “mata policías”, un arma calibre 5.7 con capacidad para penetrar chalecos antibalas.

La mayoría de las 1,478 armas de largo alcance confiscadas a los grupos armados ilegales colombianos en 2020 y 2021 fueron fabricadas en el extranjero e importadas clandestinamente por las mismas rutas de contrabando usadas para sacar los embarques de cocaína, aseguraron las fuentes militares y de la policía.

Los cárteles mexicanos de narcotraficantes tienen fácil acceso a armas compradas en Estados Unidos y relaciones comerciales de largo plazo con grupos armados colombianos, a los que les han comprado cocaína durante décadas, según las autoridades locales.

Pero ahora, los emisarios de los cárteles mexicanos pagan cada vez más los envíos de cocaína con armas, de acuerdo con la policía, en parte para evitar mover grandes cantidades de efectivo a través de las fronteras.

El poder de fuego de las armas suministradas por los cárteles mexicanos tiene implicaciones potencialmente negativas para la seguridad de Colombia.

Las armas en poder de los grupos armados ilegales ponen en riesgo a las Fuerzas Armadas y podrían complicar aún más la implementación de un acuerdo de paz de 2016 con la desmovilizada guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).

El año pasado 148 miembros de las Fuerzas Militares y la Policía Nacional fueron asesinados en Colombia, la cifra más alta en seis años y un 57.4% más que en 2020, según estadísticas del Ministerio de Defensa.

“Lo que están haciendo los grupos armados ilegales en Colombia es utilizar a los mexicanos para igualar y tratar de superar en armamento a las Fuerzas Armadas del Estado”, dijo un funcionario del Centro de Información Antiterrorista y Rastreo de Armas (CIARA) de la Policía Nacional.

“En el futuro, eso podría tener serias implicaciones, como un aumento de las hostilidades”, aseguró el funcionario, quien advirtió que los grupos armados pueden usar las armas no solo contra las Fuerzas Armadas, sino también en las violentas batallas entre ellos.

La agencia autorizó a la persona a hablar con Reuters con la condición de no ser identificada.