DIOS PROVEE

Atrás quedó aquel episodio de la amenaza de Yunes de obligarla al “vómito negro”, pero ella optó por la cárcel. ¿Cuánto tiempo en el “bote” me pueden dar?, inquirió a su hermano el ex juez, el acucioso abogado, y éste le respondió que no mucho, tal vez 1 año, 1 año y medio…. que no se justificaba la prisión preventiva. “Me aviento a ir a Pacho, pero no le daré ni un quinto al pinche Perro”, habría dicho.

Pero el Perro se las cobró, y ya en la prisión, la obligó a lavar las letrinas de las demás internas… la peor humillación. Y no contento con humillarla, el Turco mandó insertar un comentario sobre eso en su diario porteño predilecto. Esas y otras vejaciones tuvo que aguantar, todas las que se le ocurrían a la mente perversa del gobernador y sus compinches.

Atrás quedó el cáncer de colon. Las “quimios” surtieron efecto.

Atrás quedó tanto sufrimiento, tanto sabor amargo.

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Jueves 23 de junio, 12:45 horas, Xalapa, Avenida Mártires del 28 de agosto. Panadería “La Divina Providencia” (¿acaso será un mensaje subliminal?):

-“Deme tres pasteles”, pidió la elegante dama.

TRES PASTELES… (¿Otra señal de la Santísima Trinidad?, Dios Padre, Dios Hijo, Dios Espíritu Santo… La Divina Providencia”).

La vida está llena de señales.

Y Dios provee.

Veamos:

Dolce & Gabbana fue la marca que acaparó las miradas de las demás doñitas que compraban en esos momento sus teleras, michas y bolillos.

Lentes de carey…

Todo en ello combinaba… Ropa casual finísima…

Tinte perfecto, rojo caoba…

Uñas rojas, manicure perfecto.

Joyas de oro, pulseras de oro, anillos de oro, aretes de oro… mucho oro.

Afuera la aguardaba una camioneta grande del año, marca Honda, nueva de paquete. Tan sólo al abrir la portezuela, el persistente olor a nuevo, a vinil nuevo, a plástico nuevo, se escapaba hacia afuera, perceptible hasta para un transeúnte que fuese por ahí pasando.

La Divina Providencia. Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu Santo…

Dios provee…

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Muchas leyendas urbanas se tejieron: que Benítez, por orden del gordo, mandaba dos cajas de huevo repletas de billetes, pero que la Güera sólo repartía a la prensa una sola caja, y se quedaba con la otra. Y eso era cada mes, desde los tiempos pretéritos de cuando el gordo aspiraba a ser diputado federal, y luego Gobernador, cargo que a la postre logró y con funestos resultados. Mes con mes… dos cajas de huevo, y sólo se repartía una.

Así que ella se dio a la tarea de comprar tres casas en la zona boscosa de Coatepec: una para ella, otra para su mamá y otra para su hermana. (Otra vez el 3 mítico, mágico, providencial).

Y las leyendas urbanas decían que también compró casas en otras partes del estado, y en otros tantos estados, como Querétaro. Y en algunas moradas había cajas fuertes, como las que se robó la gente de Bermúdez en la zona boscosa de Coatepec. “Eran policías (vestidos de civil) no me queda la menor duda. A ver: el tipo de corte de cabello, tipo militar… Algunos de ellos muy amables: ´señora –le dijeron a la anciana sentada en su sillón- no se alarme… tranquila… todo saldrá bien´. Y muy educados preguntaron a la empleada doméstica: ´¿dónde guarda la señora las cajas fuertes?´. “Arriba, en los clósets…”, contestó una nerviosa trabajadora.

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Otra leyenda urbana: Que también invirtió en obras de arte, pinturas originales de autores reconocidos. Invirtió en todo lo que se pudo, en todo en lo que se pudiese invertir.

Pero igual, son puras leyendas urbanas… Vayan ustedes a saber…

Pero de que Dios provee, de eso ni duda cabe.

Dios Padre… Dios Hijo… Dios Espíritu Santo…

Amén.