“Yo no me voy a ir solo en esto…”, habría dicho Jorge “N” al momento de ser aprehendido

EN CORTO… SIN CORTES

José Ortiz Medina 

Era una típica mañana de verano en Puerto Escondido, Oaxaca.

Temperatura agradable, 28 grados, un poco soleado con intervalos nubosos.

El hombre de 49 años de edad se ejercitaba, cerca de la casa de su hermana. Tenis, short, playera y gorra.

Sudaba la gota gorda. Ya casi terminaba su rutina. Ya su mente “volaba” hacia un opíparo desayuno oaxaqueño. Ya se imaginaba devorando un rico mole negro, unas deliciosas tlayudas, un sabroso tasajo y de remate un pedazo de cecina enchilada.

Pero no. “Todo se derrumbó”, como dice la canción de Emmanuel. Sucedió lo que temía algún día iba a ocurrir.

Muchas veces se imaginó ese momento. Desmenuzaba paso a paso de cómo habría de suceder. Se imaginaba que los ministeriales –esos a los que alguna vez tuvo bajo sus órdenes- iban a irrumpir en la casa en donde se refugiaba. A veces se lo imaginaba, pero a veces lo soñaba… en las noches… que más que sueños, eran amargas pesadillas. Y entonces era cuando sudoroso, despertaba. Y el corazón latía a mil por hora. Y luego, largas horas de insomnio, hasta que las primeras luces de la aurora lo sorprendían despierto y en alerta, como un animalillo temeroso de ser cazado… O se imaginaba que, tal vez, algún día en que acostumbraba correr, llegaban y lo “apañaban”. Y así fue. Así aconteció. Pero él sabía que tarde que temprano eso iba a pasar. Como dijo Luis Ángel Bravo Contreras, ese filósofo de la vida: “justicia divina. …no hay plazo que no se cumpla…. con la vara que midas, serás medido”.

Así que, de repente, le cerró el paso un convoy del Ejército Mexicano, y con ellos, elementos de CNI y CONASE, de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana, y de la Policía Ministerial de Veracruz.

El impresionante operativo sorprendió a los vecinos, que curiosos asomaron desde sus casas.

“Estamos dando cumplimiento a un mandato judicial del Juez de Control del distrito judicial de Xalapa con residencia en Coatepec, Veracruz; como lo ordena la Constitución General de la República: tiene derecho a guardar silencio, ya que lo que exprese podrá ser usado en su contra”, le dijeron al momento en que le colocaban las esposas.

Ya esposado, “como iguana” lo subieron al vehículo, pero en esos precisos instantes, aseguran que Jorge “N” habría mascullado: “Yo no me voy a ir solo en esto…”.

Y la amenaza de Jorge “N” al momento de la aprehensión dicen que retumbó fuerte y llegó hasta El Estero.

Habría amenazado a su ex jefe, a quien lo hizo y lo creó. El mismo al que alguna vez le tomó una foto hincado, como si estuviese retratando a Dios.

De ser en el pasado reciente un apóstol yunista, pareciera que estamos ya ante los prolegómenos de un vergonzoso Judas.

Bien dicen: “cría cuervos…”