Y salió la parca al balcón y a Eric Cisneros jaló.
“Mira, negro -le dijo- Veracruz te llena de orgullo”.
Eran las 17:50 horas de este martes cuando la campana sonó.
“Dichoso el que sabe a la hora en que va a morir, estimado sorullo”.
Pero el de Otatitlán, muy triste suplicó:
“no me lleves huesuda”.
“Pero ya te salvé del helicóptero que voló”,
dijo la testaruda.
“Dame chance”, el secretario lloró,
y la calaca se puso en duda,
por lo que a Dios consultó.
El Creador respondió: “dale una ayuda”.
La pelona se fue frustrada: “chin… ya no murió”.
En cambio los cuenqueños festejaron por esa vida tan suertuda.
Cisneros hizo pachanga y a la desgracia sepultó.
Y así, vivito y coleando, en 2024 algo festejará, de eso no hay duda.
(Calavera: José Ortiz Medina)






