Estamos a punto de cerrar un año importante para las finanzas veracruzanas. Todo indica que los nubarrones heredados se han disipado. La consolidación de unas finanzas sanas y fuertes es una realidad según juzgan las principales calificadoras internacionales, que han ido mejorando sus notas para Veracruz progresivamente.
En este mes de diciembre, algunos hechos corroboran este avance. En primer lugar, el Gobierno del Estado cumplió con su palabra al pagar en tiempo y forma el llamado Bono de Bienestar a cerca de 50 mil maestros. Se trata del retroactivo correspondiente al ajuste salarial otorgado por el Presidente López Obrador, pero que debió cubrirse con recursos propios en el caso de los docentes pertenecientes a la nómina estatal. En segundo lugar, a la par de este compromiso, se cubrió sin falta el pago del aguinaldo y las quincenas de diciembre a todos los empleados de la Administración Pública Estatal. Para contender con estas dos obligaciones, debieron erogarse 10 mil millones de pesos, lo que no es poca cosa en el caso de unas finanzas tan lastimadas en el pasado como las veracruzanas. Atrás quedaron los tiempos en que el Gobierno Estatal no podía contender con las obligaciones de este tipo y miles de veracruzanos tenían que pasar las fiestas decembrinas en la incertidumbre económica.
En tercer lugar, en días pasados, el Congreso Local aprobó un Presupuesto de Egresos bastante significativo por sus intenciones. El incremento de la recaudación propia, una mayor transferencia de recursos federales y el manejo responsable de la deuda hicieron posible un incremento de diez por ciento en los recursos que erogará Veracruz en 2023. En total son 148 mil 474 millones de pesos -12,700 millones adicionales con respecto de 2022- que serán destinados prioritariamente a desarrollo rural, infraestructura, salud, educación y seguridad pública.
La importancia de esta inyección de recursos está fuera de toda duda. Fortalecerá la creación de empleos y le imprimirá mayor dinamismo a la economía veracruzana en un momento en que estamos tratando de salir del impasse de la pandemia y enfrentamos un contexto internacional signado por el repunte inflacionario y la amenaza de recesión.
Además, el aumento del presupuesto estatal lanza una señal clara de que la etapa de estabilización de las finanzas veracruzanas se ha cumplido y ahora podemos cosechar los frutos del reordenamiento financiero bajo la forma de un mayor monto de inversión pública y gasto social. En ese sentido, propios y extraños han tenido que reconocer la meritoria labor del Secretario de Finanzas, José Luis Lima Franco, a quien le tocó sacar las castañas del fuego y lo ha hecho bastante bien. Tal vez a algunos el ritmo del cambio les parezca demasiado lento y el sentido de la transformación menos profunda de lo deseable. Pero es innegable que estamos en la ruta correcta y no es conveniente abandonarla.