José Ortiz Medina
2023 es el año de las definiciones de lo que ocurrirá en 2024.
Al menos la sucesión en Veracruz se ha ido decantando y lo que para algunos desinformados era un galimatías, se confirma en estos días lo que ya desde siempre habíamos planteado en nuestra prospectiva política.
Así, se sabe de inmejorable fuente que en estos días, tras la visita de Adán Augusto López, se ha tomado la decisión salomónica de asegurarle ya desde ahora una senaduría plurinominal al diputado federal Sergio Gutiérrez Luna.
Y no sólo eso. Gutierritos no será un senador del montón, pues quien decide los destinos de Morena en el país le ha prometido –promesa de Presidente, of course- que el minatitleco será o presidente de la Junta de Coordinación Política del Senado o bien Presidente de la Mesa Directiva en la Cámara Alta. En cualquiera de esos dos escenarios en lo que respecta a esos encumbrados cargos legislativos, Sergio habrá de colocar a quienes se la han rifado en su proyecto.
La decisión presidencial se da luego de que encuestas presuntamente mandadas a hacer desde Palacio Nacional han revelado que Sergio no ha levantado en los estudios de opinión, en los que se ubica en tercer o cuarto lugar. Asimismo, en el búnker presidencial se tiene el registro puntual de las pasadas elecciones internas para elegir consejeros y delegados nacionales de Morena, en las que ni el mismo “Checo” pudo lograr ser postulado a esas encomiendas partidistas. Tampoco algunos de sus operadores en el estado de Veracruz pudieron acceder a esas representaciones. O sea, quedó evidenciado, comprobado y confirmado, que finalmente Gutiérrez Luna no trae nada o casi nada, en lo que concierne a estructura y a capacidad de movilización de militantes. Pero el escaño en la Cámara Alta será una realidad gracias a la magnanimidad presidencial que jamás olvida los servicios prestados al proyecto de la Cuatro T. Y es que al Jefe de la Nación jamás se le olvidará la férrea defensa que hizo el diputado federal de la reforma electoral y la bien dirigida campaña contra los consejeros “conservadores” del INE. Como en los tiempos pretéritos de la política mexicana, la lealtad se paga con creces. Hay que admitirlo, el legislador morenista se la rifó y en serio. Pero esa talacha parlamentaria no le da para más. La gubernatura en el 2024 ha estado apartada –si se nos permite la expresión- para Rocío Nahe desde 2018, cuando la veracruzana por adopción declinó a favor de Cuitláhuac García. Dicho pacto fue signado en esa ocasión en presencia de El Peje, ni más ni menos. En ese tenor, tampoco es cierto lo de que el destino de Nahle está ligado al proyecto de Claudia Sheinbaum. Si bien es cierto que hay alianzas y acuerdos entre ambas, lo de Veracruz –insistimos- fue, ha sido y es, decisión de AMLO. De nadie más. Y tampoco es un capricho del tabasqueño. La determinación obedece a mediciones serias en las que Rocío está hasta arriba, les guste o no a los plumíferos nostálgicos del pasado y de un presente que no les es favorable.
Y como la política es de circunstancias, los dados se le han ido acomodando a favor de Nahle.
Los mal informados y mal intencionados machaconamente han insistido en que la refinería Olmeca será el “Waterloo” de Nahle. Totalmente fuera de lugar ese raquítico pronóstico.
Ya lo dijo el Presidente Andrés Manuel López Obrador hará cosa de cuatro semanas:
1.- La refinería de Dos Bocas, Tabasco, comenzará a producir gasolinas y diésel al inicio de julio de 2023, en el marco del primer aniversario de su inauguración.
2.- “Visité la refinería Olmeca en Dos Bocas construida en tiempo récord mundial. Está en fase de integración y prueba; el 1 de julio comenzará a procesar 170 mil barriles diarios de petróleo crudo y el 15 de septiembre el doble”. (Este mismo lunes 23 de enero, por cierto, Nahle reiteró este compromiso de comenzar a refinar gasolinas el 1 de julio de este año).
3.- Con esta perspectiva de operaciones rumbo al primer año de la refinería, López Obrador puntualizó que, “en conjunto, equivale a 280 mil barriles diarios solo de gasolina y diésel. Avanzamos hacia la soberanía energética”.
Rechequen lo que dijo AMLO: construida en tiempo record mundial. Y es que el mismo AMLO ha dicho en reiteradas ocasiones que la última refinería construida en el priato, tardó hasta dos años en refinar gasolinas, y ningún medio de comunicación resaltó esa tardanza.
Para abundar en este último punto, recordemos que el 8 de diciembre del año pasado AMLO afirmó de manera enfática y contundente que la refinería va “bastante bien”.
Añadió en esa ocasión que dicha factoría se encuentra en la parte final, previo al inicio de la fase de pruebas.
Reiteró que se trata de una “obra muy grande…. muy grande”.
Insistió que la refinería Olmeca, en esta parte final y previo la fase de pruebas, marcha bien, en tiempo y forma, pero además acotó que comenzará a refinar gasolinas “lo más pronto posible”.
Para tener una idea de la rapidez con que marchan los trabajos de la refinería Olmeca, comparó, por contraste, con la última refinería que fue construida en los anteriores regímenes.
En ese sentido, AMLO sacó a colación la refinería de Salina Cruz, terminada –precisó- en 1980, pero que comenzó a producir gasolinas hasta 1982.
En ese sentido, insistió en que las refinería de Dos Bocas no cuenta con ningún atraso, pues a diferencia de la refinería de Salina Cruz, “aquí no será así; (al contrario), será lo más pronto posible para que comience a producir”.
Y ya encarrerado, dijo: “pero los opositores ni saben de esto, no conocen la historia de México contemporáneo”, y dio a entender que sus adversarios políticos mucho menos saben de la historia del petróleo en nuestro país.
Así que si todo marcha como hasta ahora, pues el camino se le seguirá allanando a Nahle en una decisión ya tomada por el jefe de la 4T, y al menos que haya un cataclismo, un imponderable en temas de salud, hoy por hoy, todo parece indicar que la titular de la SENER será la ungida para relevar en el cargo a Cuitláhuac, dentro de dos años.
Y suponiendo sin conceder –como dicen los abogados- que en un remotísimo caso de que Nahle no fuese la nominada por los imponderables que pudiesen surgir –insistimos: la política es de circunstancias- AMLO, Adán Augusto, o los demás garañones de la 4T, no arriesgarían el triunfo de la alianza Morena-PT-PVEM a un personaje como Sergio, que nomás no ha levantado en las encuestas realmente serias. En caso de que no fuese Rocío, habría otros que han consolidado su posicionamiento en el imaginario colectivo. ¿Nombres? Será tema de otro análisis aparte.
Lo anterior, en lo que respecta a la contienda interna de Morena y aliados, pero ya en la elección constitucional, se aprecia a un frente opositor endeble. En el PAN están muy fracturados y divididos entre yunistas, julencistas y chapistas (seguidores de Joaquín Guzmán Avilés), el PRI muy desgastado, disminuido y también fragmentado en las pocas corrientes y grupos que lo conforman. Del PRD, ni hablar. Sólo le queda el puro cascarón.
Añádase a lo anterior la disminución del 50% de las prerrogativas a los partidos políticos en Veracruz, y de manera particular esta condición afecta aún más a las siglas que ya no son gobierno, y por ende carecen de ese respaldo.
Por lo demás, queda claro que el abanderado de la alianza opositora el abanderado o abanderada surgirá de Acción Nacional, siendo este partido el más fuerte de ese frente, en término de estructura, movilidad y operatividad financiera, un poco menguada, pero superior a los de sus aliados.
De salir del albiazul el candidato o candidata, habrá sólo dos bloques que se disputarán la nominación: la familia Yunes contra un frente conformado por Julen Rementería, su hijo Bingen y el ex dirigente estatal Joaquín Rosendo Guzmán Avilés.
Y todo parece indicar, que en estas vencidas, el abanderado saldrá de las filas yunistas, en función de dos factores: dicha familia ha mantenido incólume el bastión enclavado en la zona Veracruz-Boca del Río y el jefe del clan tiene una extraordinaria facilidad para cooptar a la dirigencia nacional y así inclinar la balanza de la postulación. En este último aspecto, entiéndase con el adagio popular de que el que tenga más saliva, traga más pinole. Y pinole, en este caso que nos ocupa, entiéndase como varo, billullo, lana, o como usted –amable lector- le quiera llamar.
Y del clan Yunes, sólo hay tres prospectos con posibilidades: Miguel Ángel Jr., Fernando y la esposa de éste, Paty Lobeira, actual alcaldesa de Veracruz.
Pero si nos apura en el análisis, estimado lector, Miguel Jr. estaría impedido para ser postulado al no cumplir con el requisito de residencia efectiva y Fernando aún enfrenta en juzgados la denuncia por falsificación de documentos por el mismo tema de la residencia de su hermano.
Así que la candidata a la gubernatura podría ser Patricia Lobeira.
Por parte de Movimiento Ciudadano, apunte usted desde ahora a Héctor Yunes Landa.
Pero quien sea el candidato o candidata de la oposición, sucumbirá ante la aplanadora cuatroteísta. Así, Cuitláhuac entregará la estafeta a una gobernadora de su propio partido. ¿Nahle? Todo indica que así será.