Lamentable en verdad los hechos en los que le arrebataron la vida a la señora Sara Hilda Olarte Cid.
Y más lamentable aún que un sobrino de esta señora se encuentre entre los presuntos responsables de este secuestro y asesinato.
Hechos reprobables y ominosos como estos revelan el grado de descomposición de un sector de la sociedad y de la pérdida de valores de algunos jóvenes que no les importa cegar la vida de un familiar con tal de obtener, de manera ilícita, unas cuantas monedas.
Por lo demás, y dicho sea de paso, es de reconocer el trabajo rápido y eficiente de la Fiscalía General del Estado, encabezada por Verónica Hernández Giadáns. Y es que en un tiempo récord, lograron detener a Raúl “N”, Manuel Alfonso “N” y José Carlos “N”, este último sobrino de la víctima.
Obvio, que los carroñeros y carroñeras de la información ya estaban tirando culpas al gobierno estatal “por el clima de inseguridad”, cuando –como ya se sabe- fue un tema en el que lamentablemente se vio involucrado un familiar que se enteró que la tía acababa de recibir cierta cantidad de dinero y vio ahí la horrorosa oportunidad de “capitalizarse”. En fin, tiempos de zopilotes y zopilotas. Pero eso, como diría la Nana Goya, es otra historia.
