Comunicado Arquidiócesis de Xalapa
Celebrando la Muerte y Resurrección de nuestro Señor Jesucristo
Queridos hermanas y hermanos en Jesucristo:
Vamos a celebrar en estos días santos los misterios de la Pasión, Muerte y Resurrección de nuestro Señor Jesucristo. Vivamos con un corazón agradecido estos acontecimientos que son los centrales, los más importantes de nuestra fe cristiana. Preparémonos para vivirlos plenamente como lo que son: acontecimientos salvíficos en nuestra vida, de modo que podamos participar en ellos de forma consciente y activa para que alcancemos los frutos de amor que nuestro Señor quiere regalarnos en este año 2023 dedicado a las familias.
Comenzamos con el Domingo de Ramos. Este día celebramos la entrada triunfal de Jesús, el Mesías, a Jerusalén. Participemos con fe, alegría y gratitud de la victoria del Señor acompañándolo en la procesión, aclamándolo con nuestros ramos, escuchando el relato de la Pasión y participando del sacrificio de la santa misa, donde Cristo nuestro Señor entrega su Cuerpo por nosotros y derrama su sangre para el perdón de nuestros pecados.
El Miércoles Santo (5 de abril) a las 11 a.m. en el auditorio de la casa de la Iglesia, el arzobispo, obispo auxiliar, y los presbíteros, viviremos con las religiosas, seminaristas y el Pueblo de Dios la Misa Crismal, donde se consagra el Santo Crisma con el cual se unge a los recién bautizados, se sellan los confirmados, se ungen las manos de los nuevos presbíteros y la cabeza de los nuevos obispos, y se dedican las iglesias y los altares.
También se consagra el óleo de los catecúmenos para el Bautismo y óleo de los enfermos.
Los presbíteros renuevan públicamente ante el arzobispo sus promesas sacerdotales y todo el Pueblo de Dios ruega por la fidelidad y santidad de sus sacerdotes, y por las vocaciones sacerdotales.
El Triduo Pascual, o los tres días que constituyen la celebración del Misterio Pascual, comienza el Jueves Santo por la tarde con la Misa de La Cena del Señor, continua durante el Viernes de la Pasión del Señor y el Sábado Santo, teniendo su centro en la Vigilia Pascual, culmina con el Domingo de Resurrección.
Dispongámonos fervorosamente a vivir, el Jueves Santo por la tarde, la Misa de la Cena del Señor, agradeciendo la institución de la Eucaristía y del Orden sacerdotal, y acogiendo el ejemplo del Señor sobre el amor fraterno. Pidamos a Dios por nuestros sacerdotes, por las vocaciones y para que nos ayude a vivir el mandamiento del amor en nuestras familias, en nuestras comunidades y en nuestros pueblos.
Después de la celebración de la misa, el Santísimo es trasladado al Monumento para su adoración hasta la media noche, aprovechemos este magnífico privilegio, y no perdamos la oportunidad de ir a adorar a nuestro Señor Jesucristo realmente presente en el Santísimo Sacramento de la Eucaristía. Algunas personas, con el fin de adorar, alabar y dar gracias al Señor, hacen la visita a las siete Iglesias, la cual es una práctica recomendable, y afortunadamente posible en varias poblaciones veracruzanas.
El Viernes Santo, en la celebración de los oficios de la tarde, cuando la comunidad cristiana proclama la Pasión del Señor y adora su cruz como primer acto del misterio Pascual, contemplemos amorosamente a nuestro Señor Jesucristo como Sumo Sacerdote que, en nombre de toda la humanidad, se ha entregado voluntariamente a la muerte para salvarnos a todos.
Durante la mañana, meditemos el santo Via Crucis acompañando a nuestro Señor Jesucristo, compartiendo con él los sufrimientos de su pasión. También podemos unirnos a la pasión y muerte de nuestro Señor Jesucristo con el ayuno de este día. Se trata de un ayuno que hemos de vivir llenos de esperanza y que desembocará en la alegría de la resurrección.
En la noche, estamos invitados a la marcha del silencio, expresión pública de duelo y arrepentimiento de nuestras familias en las calles, que se transforman en un caminar juntos con la Virgen María en la esperanza de una vida nueva.
El Sábado Santo, segundo día del Triduo Pascual, vivámoslo teniendo en cuenta que su sentido específico es la ausencia del Señor: el Señor está muerto. No hay eucaristía porque el Señor no está. El Sábado Santo nos ponemos en contacto con el vacío, con el silencio y el sobrecogimiento que le rodea. Este día, como comunidad cristiana permanecemos en oración junto al sepulcro del Señor meditando en su gran amor, así como en su descenso al lugar de los muertos y esperando con María su resurrección.
Por la noche, nos disponemos para vivir la celebración de la Vigilia Pascual. La bendición del fuego, el pregón, las lecturas, las oraciones, los cantos, las flores, las luces, todo, nos introduce a la gozosa experiencia de la comunidad cristiana unida a su Señor Resucitado, vencedor del pecado y de la muerte. ¡Verdaderamente esta es la noche santa, este es el día en que actuó el Señor! Preparemos nuestra mente y nuestro corazón para renovar nuestras promesas bautismales y participar de la vida nueva de Jesucristo Resucitado. Llevemos nuestro cirio para encenderlo con la luz de Cristo, que nos hace pasar de las tinieblas de la muerte a la luz de la vida.
Celebremos con gozo y devoción los acontecimientos culminantes de la vida de Jesucristo nuestro Señor que constituyen el centro de nuestra fe, por eso ya sea que estemos en casa, de visita con nuestros familiares o de descanso, participemos con fe y amor en las celebraciones de esta Semana Santa, para alabar a Dios y recibir los dones de su amor redentor.
«Con María, Todos discípulos misioneros de Jesucristo»
Xalapa de la Inmaculada, Ver., 28 de marzo de 2023.
+ Mons. Jorge Carlos Patrón Wong
V Arzobispo de Xalapa