Expropiación de la izquierda

TERCERO INTERESADO
Carlos Tercero
Pocas figuras son tan representativas de la izquierda en México, como la de Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano, hijo del general Lázaro Cárdenas del Río, el expresidente de México que ejecutó la expropiación petrolera; y, padre de Lázaro Cárdenas Batel, ex Gobernador de Michoacán y quien hasta hace unas semanas se desempeñara como Coordinador de Asesores de la Presidencia de la República.

La salida de Lázaro, de esta última posición, obedece más a un asunto de dignidad y congruencia personal, que al argumento de sus responsabilidades como Secretario Permanente de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños; lo cual le convierte en “agente libre” para perfilar lo que mejor le convenga hacia el 2024, sobre todo, considerando los análisis políticos que infieren su postulación como Jefe de Gobierno de la Ciudad de México, cuya viabilidad crece ante el desgaste del proyecto oficial y la simpatía natural de los habitantes de la CdMx hacia las propuestas progresistas de izquierda.

Poseedor de la marca Cárdenas, es heredero de una dinastía socialdemócrata que, a pesar de la proclividad al olvido del pueblo de México, sigue vigente en el imaginario colectivo; y aunque no es precisamente carismático, está formado en la vida pública y ejercicio de gobierno; mesurado y discreto, pero hábil en la negociación, pudiera, efectivamente, convertirse en el líder de la “expropiación de la izquierda” en la capital del país.

Para ningún gobernante es fácil lograr la designación de su sucesor y; sin embargo, Cuauhtémoc Cárdenas, lo hizo sin el menor contratiempo, legando el poder al hoy Presidente López Obrador, quien ejerciera como Jefe de Gobierno de la Ciudad de México (tras el interinato de Rosario Robles, quien asumió el lugar del ingeniero Cárdenas cuando salió a contender por su tercer campaña presidencial).

Al día de hoy, las preferencias electorales se dividen marcadamente en las alcaldías de la CdMx y, a pesar del elevado activismo de la actual Jefa de Gobierno, el desgaste del ejercicio del poder pasa su factura, poniendo en riesgo la continuidad en esta demarcación; escenario que hace prudente, sobre todo para Morena, voltear a ver a Lázaro como un factor de unidad para todas aquellas y aquellos capitalinos en los que, su corazón político late a la izquierda; de no hacerlo, es altamente probable que otras fuerzas políticas si lo hagan, dada la rentabilidad político-electoral que por tres generaciones han representado “los Cárdenas”.

En tal escenario, una de las pocas alternativas viables, para contrarrestar el efecto Cárdenas, recae en el actual líder del proyecto IMSS-Bienestar, Zoé Robledo, cuyo carisma es marcadamente superior al de Lázaro y que, junto a su pericia política, constituyen factibilidad de triunfo en la CdMx, lo cual pasa por dos condiciones de peso determinante, la primera, que no le permitan ser el candidato al gobierno de Chiapas (cada vez más, parece que así será); o la segunda, que la propia Jefa de Gobierno le designe como su Coordinador de Campaña, en caso de resultar Candidata a la Presidencia de México.

Los escenarios están lejos aún de una definición, sin embargo, la consideración de Lázaro en la sucesión de la Ciudad de México, agita el tablero electoral, tal y como lo haría la incorporación en la sucesión presidencial de una figura como Luis Donaldo Colosio Riojas. La capital del país es un indicador fuerte del pulso nacional y lo que se configure políticamente hacia el 2024, en ella, se tornará en la inmediatez, en una extrapolación hacia el próximo proceso electoral federal concurrente, sobre todo considerando que, sea quien sea, el o la próxima Jefa de Gobierno, se posicionará natural y obligadamente como posible sucesor hacia el 2030.

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