Y Mariana / DE MI ABUELO MAURO

Y MARIANA

Liz Mariana Bravo

De mi Abuelo Mauro

Hace no sé cuánto tiempo ya que no me daba el tiempo para sentarme a escribir y compartir memorias, emociones y aquellas cosas que hacen que me vibre el alma.

Hoy, la neblina xalapeña comienza a cubrir el cerro del Macuiltépetl que se erige frente a mí. En una cafetería de tradición degusto una tisana de frutos rojos y en los AirPods suena Lindsey Stirling.

El aroma a moras de mi taza se mezcla con el olor a wildroot del metrosexual que ocupa la mesa contigua y, como con magia, aquella bonita frase de Silvio invade mi mente: Que maneras más curiosas de recordar tiene uno, que maneras más curiosas…

Es absolutamente cierto, en los últimos meses te has hecho presente de tantas formas tan diferentes como curiosas, primero en aquél sueño loco cuya locación era tu casa del río, en Colima… mientras dormía recorrí a tu lado todas las habitaciones, pero sobre todo, disfrutamos las hamacas que pendían de las columnas afuera de las recámaras para disfrutar el canto del río y, por qué no, servimos de alimento para los mosquitos de mejor paladar. Caminamos por tu jardín y platicamos por horas ante la enorme piedra lisa que lo adornaba, mientras reíamos y me repetías constantemente que siempre he sido tu nieta más irreverente.

Casi por cuatro fines de semana seguidos he querido hacer tus galletas favoritas, con aquella receta de mi Abuela, pero alguna receta diferente se ha interpuesto en el camino o, simplemente, los urgentes me llevaron a procrastinar la elaboración de aquél postre.

Ayer, mientras buscaba unos archivos, apareció el texto que te escribí hace ya varios abriles, cayendo en cuenta que, si el tiempo no te hubiera alcanzado, ese mismo día estarías apagando una vela más en tu pastel de cumpleaños.

Como en cascada vienen a mi mente tantos recuerdos a tu lado, nuestras carcajadas, la manera en que me pelabas los ojos cada vez que respondías a mi llamado, tus abrazos, tu caminar pausado pero firme, la sabiduría de tus palabras, nuestros juegos y charlas infinitas…
Siempre dijiste que era tu nieta favorita, y lo compruebo cada vez que, tras tu partida, platico con mis primos e intercambiamos memorias… visiblemente tu conexión conmigo era especial, diferente a la que tejías con los demás integrantes de la familia…

La geografía nos impidió vernos con más frecuencia de la que hubiéramos querido, pero atesoro en mi corazón cada encuentro, carta, mensaje, y detalle.
Esta tarde el aroma a wildroot del metrosexual que ocupa la mesa contigua te trajo a mi mente de nuevo, y mientras termino la tisana confirmo lo afortunada que soy por haber tenido en mi vida a un Abuelo como tú…

Te amo siempre, Abueeeeeeelo. Hasta nuestro próximo encuentro.
Tw. @nutriamarina