Murió a los 96 años Harry Belafonte, la superestrella que introdujo los ritmos caribeños en la música estadunidense y defensor de los derechos de los negros. De acuerdo con su representante, el artista y activista que rompió moldes falleció a causa de una insuficiencia cardíaca en su domicilio de Nueva York.
Nacido en Harlem, de madre jamaicana y padre francés de Martinica, el intérprete de calipso y actor pasó parte de su infancia en Jamaica antes de regresar a Nueva York, en una mezcla de culturas que influyeron en su música y en su cruzada por la igualdad racial.
El calipso de Belafonte, un género de música caribeña que bebía de las influencias de África Occidental y Francia, le catapultó a la fama en un contexto de prosperidad y galopante urbanización tras la Segunda Guerra Mundial.
Su tercer álbum, titulado simplemente Calypso, de 1956, se convirtió en el primer LP que vendió más de un millón de copias en Estados Unidos.
El álbum incluía la que se convirtió en la canción emblemática de Belafonte, Day-O (The Banana Boat Song). Basada en una melodía popular jamaicana, Belafonte canta con acento caribeño: “Stack banana ’til de morning come / Daylight come and we wan go home”.
Para los críticos, esta canción era simplemente música de baile para sentirse bien, para Belafonte era la incitación a la rebelión de los trabajadores que exigían salarios justos.
Incluso al principio de su carrera, Belafonte no rehuyó la polémica. En 1957 protagonizó la película Island in the Sun, en la que interpretaba a un político negro en una isla ficticia que tiene una relación amorosa con una mujer de la élite blanca, una de las primeras producciones de Hollywood sobre relaciones interraciales.
En 1954, se convirtió en el primer afroamericano en ganar un premio Tony, por su papel en el musical de Broadway “John Murray Anderson’s Almanac”.
Seis años después, se convirtió en el primer afroamericano en ganar un premio Emmy por “Tonight with Belafonte”, su programa musical de televisión. También ganó tres Grammy.
Harry Belafonte, el confidente de Luther King
Harry Belafonte no sólo fue un artista, sino que también fue un férreo activista por los derechos civiles que incluso se convirtió en confidente de Martin Luther King y aportó su propio dinero para apoyar la causa.
“Cuando la gente piensa en activismo, siempre piensa que conlleva algún sacrificio, pero yo siempre lo he considerado un privilegio y una oportunidad”, dijo en un discurso pronunciado en 2004 en la Universidad de Emory.
Belafonte invitó a King y al pastor de Birmingham, Alabama, Fred Shuttlesworth, a su apartamento de Nueva York para planificar la campaña de 1963 con el fin de integrar a la ciudad sureña, notoriamente racista.
Cuando King fue detenido en Birmingham, Belafonte recaudó 50 mil dólares -unos 400 mil dólares en valor actual- para pagar su fianza, en una época en que el auge de la música pop aportaba riqueza y estilos de vida fastuosos a muchos artistas.
“La popularidad mundial de Belafonte y su compromiso con nuestra causa es un ingrediente clave para la lucha mundial por la libertad y un arma táctica poderosa en el movimiento por los Derechos Civiles aquí en Estados Unidos”, dijo King sobre su benefactor.
A pesar de sus críticas a las políticas estadunidenses, Belafonte aseguraba que Estados Unidos “ofrece un sueño que no puede cumplirse tan fácilmente en ningún otro lugar del mundo”, pero que sólo es alcanzable mediante la “lucha”.
Tras su elección a la presidencia, John F. Kennedy nombró a Belafonte miembro del comité asesor del recién creado Cuerpo de Paz, con el que el joven presidente esperaba que Estados Unidos mostrara su poderío por medios no militares.
Pero mientras desde el Cuerpo de Paz muchos esperaban “mostrar lo hermosos que somos como pueblo”, Belafonte esperaba exponer a los jóvenes estadunidenses a las luchas del mundo en desarrollo.
El activista pasaba cada vez más tiempo en África, especialmente en Kenia, y se convirtió en uno de los artistas estadunidenses más destacados en la lucha contra el apartheid en Sudáfrica.
Su álbum Paradise in Gazankulu, publicado en 1988, hablaba de la opresión de los negros sudafricanos y se grabó parcialmente en Johannesburgo con artistas locales.
Belafonte también puso en marcha el supergrupo USA for Africa, cuya canción We Are The World recaudó en 1985 millones de dólares para las víctimas de la hambruna en Etiopía.