José Ortiz Medina / En corto… Sin Cortes
Hay quienes afirman que se trató de una regañiza que le propinó este domingo el Presidente de la República Andrés Manuel López Obrador al líder petrolero Ricardo Aldana Prieto.
Quién sabe. Pero a juzgar por las fotos en las que se observa a AMLO apuntando con el dedo al pecho del orizabeño, o el puño del Presidente frente al Secretario general de Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana, pues como que no se advirtió un diálogo cordial durante la ceremonia conmemorativa de los Mártires de Río Blanco.
El lenguaje corporal en política, al igual que en otras esferas del actuar humano, es clave para percibir el tipo de interacción entre las personas.
Y el trato de AMLO al líder petrolero -no hace mucho coludido con los dinosaurios del PRI y grupos de poder contrarios al obradorismo-, no se ve como una luna de miel con el poder presidencial sino todo lo contrario.
Tal vez a AMLO aún no se le olvida cómo el año pasado, Ricardo Aldana exigió una reforma fiscal que le permita sobrevivir a Pemex o la nada tersa revisión del contrato colectivo hace apenas tres meses.
La otra es que el que inicia es un año electoral y en el que se decidirá el cambio de la silla presidencial.
Ya se verá si Aldana se sigue alineando a la 4T o si retorna a los brazos de sus antiguos amos.
Tiempos de definiciones.
Ya se verá si a Ricardo le perdonan un cambio de timón o si se arriesga a la represalia presidencial.
El fantasma del “quinazo” puede ser “revivido” para los insurrectos.
(FOTOS: PABLO JAIR ORTEGA)
