“Mi hijo ya había parado su carro y aun así le dispararon”

Érica, la madre de Brando Arellano Cruz, apenas puede sostenerse entre los brazos de su esposo Delfino mientras éste narra que su hijo, quien murió a manos de policías municipales en una persecución, ya había detenido su auto cuando fue asesinado la noche del 19 de enero en Lerdo de Tejada, Veracruz. No tenía intenciones de escapar.

“Mi hijo ya había parado su carro, y aun así ellos hicieron fuego, fue un disparo en la yugular, por la espalda, de manera artera”, narró el padre de Brando en una entrevista ante medios locales después de los hechos.

Minutos antes de dar su declaración, el hombre había sostenido entre sus manos el cuerpo de su hijo intentando reavivarlo, le llamaba por su nombre, tocaba su rostro, pero ya había fallecido, de acuerdo con un video captado por testigos.

El joven, de 27 años de edad, circulaba por la Colonia Paulino Ortiz, minutos antes de las 18:30 horas, en un automóvil Chrysler rojo con placas XZH-455-B y se detuvo frente a la casa de su abuela.

“Él me llamó, me dijo, ‘papá, me vienen siguiendo los policías, voy a casa de mi abuela’, entonces yo salí en la moto y lo alcancé, cuando llegué oí los disparos, quise pasar y me apuntaron con el arma (los policías), me encañonaron, dijeron que me iban a matar”, explicó.

No era la primera vez que el joven había sido interceptado por oficiales municipales, explicó el hombre, ya en dos ocasiones anteriores se había tenido que “mochar” con los policías para evitar ser golpeado y acusado de portar drogas, como a otros, añadió, les sucedió.

Los padres del joven dijeron que los policías se quedaron en silencio cuando les preguntaron por qué lo perseguían y cuál había sido el delito que cometió Brando.

Decenas de personas salieron de sus casas para documentar lo sucedido, pero la indignación se volvió colectiva y cambiaron sus teléfonos móviles por palos, rodearon a los cuatro policías acusados para evitar que se escaparan y los golpearon en el piso.

La patrulla involucrada fue quemada también por pobladores. Lo siguiente en arder fueron las instalaciones del Palacio Municipal, donde despacha María Esther Arróniz López, quien es síndica única en funciones de Alcaldesa después de que el Edil morenista electo en 2021, Jorge Fabián “N”, fue detenido por la Fiscalía General del Estado (FGE) acusado de secuestro agravado, y de que su suplente, Ángel “N”, fue aprehendido también por amenazas y extorsión.

Arróniz López condenó la mañana de este 20 de enero que tras el homicidio de Brando se desataran actos vandálicos en la cabecera municipal de Lerdo de Tejada.

“Condeno enérgicamente que, valiéndose de esta desgracia, un grupo de personas agite a la ciudadanía para alimentar el odio, el vandalismo y la inestabilidad social”, posteó en sus redes sociales.

Luego del crimen arribó la Guardia Nacional y la Policía Estatal, corporaciones que sacaron a los policías de la clínica en la que fueron internados debido a los golpes.

Más tarde, la Secretaría de Seguridad Pública de Veracruz informó que los agentes de la Policía Municipal, a cargo de Hugo Aguilar Bárcenas, son acusados por el homicidio.

Elementos de seguridad de los tres órdenes de Gobierno mantienen un fuerte operativo en el Municipio ubicado en la zona de Los Tuxtlas, al sur de Veracruz.

Brando, supervisor en una empresa cervecera, era padre de dos menores, un niño de 6 años de edad y una niña de 2 años.

La noche del viernes 19 de enero regresaba a casa en su vehículo para pasar por sus hijos y esposa para llevarlos a cenar.

Además de su empleo y su familia, le gustaba practicar deporte y jugaba videojuegos.

“¡No me mataron cualquier cosa, me mataron a mi marido!”, declaró su esposa entre las lágrimas, pues narró que su hija pequeña está enferma del corazón y no sabe ni cómo explicarle lo que sucedió con su padre.

La joven exigió justicia y que el Gobierno se haga cargo de solventar los gastos de los menores que quedaron huérfanos.

La sociedad lerdense convocó a una marcha pacífica este lunes 22 de enero a las 16:00 horas en un punto conocido como “La Maquila” para exigir justicia. (Nayra Rivera / Reforma)